Inicio Grandes Circuitos DP World Tour Y el Open, claro, que nadie pierda de vista el Open…

Y el Open, claro, que nadie pierda de vista el Open…

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Pablo Larrazábal. © Golffile | Eoin Clarke
Pablo Larrazábal. © Golffile | Eoin Clarke

El Open de Sudáfrica es un torneo de contrastes. Se juega a final de año y a principio de la temporada del European Tour. Diez golfistas disputaron la primera edición oficial en 1903 en Port Elizabeth (hubo un torneo de exhibición en 1892) y este año, comienza el jueves, son 240 en Johannesburgo. Entre ambas ciudades hay más de mil kilómetros de distancia.

Tres escoceses (Laurie Walters, George Fotheringham y Jimmy Prentice) ganaron once de los primeros catorce torneos, de 1903 a 1920. Sólo un escocés más lo ha vuelto a ganar en los 97 años siguientes (Rickie Ramsay 2009). Cuatro españoles están entre los quince jugadores con más victorias en la historia del European Tour (Seve, Jiménez, Olazábal y Sergio García) y, sin embargo, nunca uno de los nuestros ganó el Open de Sudáfrica.

Contraste sería que este año, al fin, un español se llevara el gato al agua. Para tal hazaña hay siete candidatos: Carlos Pigem, Pablo Larrazábal, Gonzalo Fernández Castaño, Alejandro Cañizares, Iván Cantero, David Borda y Borja Virto. De todos ellos, Larrazábal y Borda estrenan su temporada. La victoria, eso sí, no es la única recompensa valiosa de esta semana.

No olvidemos que aquí también se juegan plazas para el próximo Open Championship de Royal Portrush. El Open de Sudáfrica es clasificatorio y repartirá tres billetes a los mejores que estén dentro del top ten y no estén ya clasificados, es decir, todos menos Matt Wallace, Ernie Els, Dimitrios Papadatos, Shaun Norris, Louis Oosthuizen y Brandon Stone.

El Open de Sudáfrica tiene un formato especial. Se juega en los recorridos Bushwillow y Firethorn del Randpark Golf Club. Todos los golfistas jugarán los dos trazados jueves y viernes y después se efectuará un corte con los 70 mejores y empatados, no los 65 habituales en el European Tour.

A priori, Firethorn es más complicado, fundamentalmente porque siendo también par 71 cuenta con prácticamente 400 yardas más. Eso sí, no hay que asustarse con la distancia (7.504 yardas), ya que la altura a la que se encuentra el campo hace que la bola vuele mucho más de lo habitual. De hecho, ahí radica una de las grandes dificultades de esta semana, adaptarse a las distancias.

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