Gonzalo Fernández Castaño aún andaba mascando los dos bogeys en el 17 y en el 18 para terminar la segunda vuelta del Masters de Augusta.
Un final amargo que empaña en parte lo que apuntaba a vuelta excepcional del madrileño. Pero sólo en parte. La lectura no debe ser negativa. Ha firmado 74 golpes y se mantiene en los primeros puestos del torneo, apuntando a sólido top ten cuando acabe el día con un acumulado de -2.
Las condiciones de juego hoy están siendo mucho más complicadas que ayer. Nada que ver. Es un día de supervivencia. De abrir el paraguas en el sentido literal y en el figurado. Dos buenos chaparrones han afectado a los jugadores del turno de la mañana y el viento está soplando y complicando el juego. Además, el cuadro se remata con unas posiciones de banderas tremendamente exigentes. Lo positivo para el turno de mañana es que espera más viento por la tarde, aunque sin lluvia.
Gonzalo arrancó la vuelta con un birdie fabuloso en el 1. Sólo el madrileño y Paul Lawrie, curiosamente jugaban juntos, han logrado birdie en este hoyo. Lo consiguió con un magnífico putt cuesta abajo, casi imposible. Seguramente, en este primer gran putt del día tuvo mucho que ver la jornada extra de trabajo en el putting green que se metió ayer después de la primera ronda y el consejo de Gary Player vía Twitter. El sudafricano, a sus 77 años, felicitó a Gonzalo por su resultado y le recomendó que abriera tres pulgadas (unos 7,5 centímetros) su colocación a la hora de patear. «No me lo esperaba y me sorprendió. Imagino que me vería por la tele y decidió decírmelo. Lo he llevado a cabo y ha funcionado, se lo agradezco», señala el español.
A partir de ese birdie, ha sido una ronda de mucha lucha y brega. Hizo tres bogeys hasta el hoyo nueve y bajó a -2. Parecía que la vuelta se escapaba de las manos, pero consiguió reaccionar con un juego sólido desde el tee y acierto en los greenes. «He estado mucho más cómodo. Si algo descubrí el año pasado es que hay que ser muy paciente en Augusta. Como intentes arreglar un bogey con un birdie en el siguiente hoyo este campo te come. El año pasado debuté aquí y estaba como un niño en Disneyworld, pero aprendí muchas cosas», explica.
Dos birdies lo pusieron con -4 total, al par en el día, un resultado que era oro macizo en estas condiciones. Sin embargo, dos bogeys finales estropearon el esfuerzo. «Me va a costar mucho superar este final tan decepcionante… Ahora llegaré a la casa, me enchufaré a internet, veré las noticias de España y rápidamente veré que hay cosas mucho peores que terminar con dos bogeys en Augusta», bromeó con su inconfundible ironía.
Sea como fuere, Gonzalo saca la lectura de que ha salvado un día difícil y piensa ir a por todas el fin de semana. «No puedo decir que vaya a ganar el Masters porque creo que aún no estoy preparado para ganar un grande, pero para poder llevarse el primero hay que estar antes en la situación, así que ojalá el sábado pueda hacer una buena vuelta y el domingo esté en la pelea», remató.
