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El día que se jugó al golf en la luna y se dio un golpe kilométrico

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Cuando el 21 de julio de 1969, Neil Armstrong ponía un pie por primera vez sobre la superficie lunar, todo el mundo empezó a ver factible eso de viajar a la luna, pero lo cierto es que han sido muy pocas las expediciones a la luna desde entonces. Eso sí, lo que nadie se imaginaba es que en una de esas se iba a poder jugar al golf allí, como si de un campo rústico se tratara.

Fue en 1971, concretamente el 6 de febrero, cuando la misión Apolo 14 lograba aterrizar sobre la luna, y al mando de ella iba Alan Shepard, un hombre que 10 años antes había sido el primer norteamericano en viajar al espacio. Era noticia por haber sido miembro de la fallida misión del Apolo 13 unos meses antes, por lo que buscaba pasar a la historia por algo positivo, y vaya que si lo hizo.

Tras pisar la superficie lunar, Shepard inició un paseo que duró nueve horas, y en ese espacio tuvo tiempo de muchas cosas, pero por la que será recordado siempre es por sacar un hierro 6 y dos bolas de golf, no sin antes indicar que iba a sacar algo que resultaba tremendamente familiar para millones de americanos.

Obviamente, fue algo que nadie sabía, al menos gente relacionada con aquella misión, pues se lo hubieran prohibido tajantemente, dada la política tan exigente de pesos que llevan los astronautas en sus viajes espaciales. La historia tiene miga:

“Le compré el palo a un profesional de un club de Houston, y obviamente no podía ser un palo normal. Era la cabeza de un hierro 6 Wilson Staff a la que este pro le unió varias piezas de varilla más gruesa de lo normal para que pudiera cogerlo con los guantes del traje espacial. Al ser ‘desmontable’, pude esconderlo en un calcetín hasta el momento de desenfundarlo junto con las dos bolas que llevé, que esas eran más fáciles de guardar en el traje,” dijo años después el estadounidense.

Quizás por los nervios, o por el complicado ‘lie’ de la bola en la superficie lunar, el primer impacto estuvo muy cerca de ser un golpe al aire, pero con el segundo pudo resarcirse y la bola voló “millas y millas,” según narró el propio Shepard.

Shepard donó el palo a la USGA

Cierto es que todos los golfistas pecamos de optimistas con la distancia de nuestros golpes, pero si alguien en este mundo puede decir orgulloso que ha pegado un golpe kilométrico es Alan Shepard, aunque sospechamos que algo tuvo que ver la falta de gravedad que hay en la luna, pero no queremos quitarle méritos al bueno de Shepard.

De hecho, el científico Ethan Siegel hizo un cálculo de lo que pudo medir el golpe, y confirmó que “la bola pudo hacer fácilmente más de cuatro kilómetros. Quizás aún más sorprendente fue que la pelota probablemente permaneció en el aire durante unos 70 segundos antes de finalmente detenerse.

Puede que el golpe de Shepard no fuera lo suficientemente perfecto como para llegar tan lejos, pero probablemente tuvo razón en su observación inicial de que la bola fue más de una milla en la distancia.

En 1974, Shepard donó el palo al museo de la USGA, y a día de hoy sigue siendo el único en haber golpeado una bola de golf en la luna, y además tiene pruebas de ello.