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Editorial

El gran reto soñado (y planeado) por el European Tour

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El European Tour apunta alto. Hace un par de años era impensable un calendario regular de este circuito con siete torneos de siete millones de dólares o más, ocho si contamos con la Final de Dubai (Rolex Series). El año pasado, sin ir más lejos, más allá de los majors y WGC, que evidentemente no son del calendario regular, tan solo la final de Dubai llegaba a estas cifras, que tampoco es propiamente un torneo regular, puesto que sólo entran los sesenta mejores del ranking.

Las previsiones más optimistas de los dirigentes del circuito europeo, pero sin entrar en el terreno de la utopía, pasan por alcanzar en años venideros una cifra de alrededor de doce torneos de este calibre, encuadrados en las citadas Rolex Series. Harían falta, por tanto, cuatro más: uno de estos torneos debería situarse, según dichos planes, en la Gira del Desierto, puede que incluso dos (Abu Dhabi y Dubai, por este orden de probabilidades); el Andalucía Valderrama Masters aspira a ser otro de ellos; Alemania podría ser el destino de otro y es posible que se arañara alguno más en China o el Sudeste Asiático

El éxito y consolidación de los torneos de las actuales Rolex Series, así como el ‘cebo’ para otros patrocinadores que puedan animarse, pasa entre otras cosas por la presencia de grandes jugadores. No descubrimos nada nuevo: es de cajón. ¿Y cuántos jugadores top hacen falta para vestir como es debido a un torneo de las Rolex Series? Nadie hace las cuentas exactas en un papel, entre otras cosas porque el prestigio de un torneo no solo se mide por su peso bruto en el ranking mundial. Sin embargo, dicho peso tiene en efecto una gran trascendencia y hay objetivos numéricos que flotan en el aire…

Lo deseable (y esperado) es llegar al menos a contar con unos veinte jugadores del top-50 del mundo en cada torneo de las Rolex Series, de entre los que habría que destacar al menos dos o tres top-ten. Desde ese punto, llegar como mínimo hasta cuarenta jugadores del top-100 mundial. Es a partir de este tipo de ‘fields’ cuando los torneos comienzan a repartir de verdad jugosos dividendos en el ranking mundial, al alcanzar o superar los 400 puntos en el llamado Total Raiting, que es el baremo según el cual el ranking mundial establece el rango de cada torneo. Ejemplos: el último WGC en México sumó un total de 778 puntos en el Total Raiting, algo lógico si pensamos que allí se dio cita la casi totalidad del top-50 mundial. En Abu Dhabi se alcanzó un Total Raiting de 330, el más alto este año en el calendario regular del circuito europeo, donde se dieron cita 3 top-10, 15 top-50 y 28 top-100…

Según cómo se mire, quizá no se está tan lejos. El año pasado, en el Open de Irlanda, con una bolsa de premios de cuatro millones, se dieron cita 2 top-ten mundiales, 13 top-50 y 32 top-100. Parece bastante realista considerar que en 2017, con una bolsa de siete millones de dólares, se llegará a reunir al menos a 20 top-50 y cerca de la mitad del top-100 mundial. ¿O no? No es tan sencillo…

En este sentido, y considerando que los estadounidenses copan el top 50 y el top-100 mundial, el European Tour necesita que sus miembros mejor ‘rankeados’ tiren del carro. Esta es la causa principal por la que también se ha procurado implicar a los mejores en la organización de los torneos, a través de sus fundaciones en muchos casos (McIlroy, Sergio…), y también es la causa por la cual se ha facilitado tantísimo a las estrellas que puedan compatibilizar los dos grandes circuitos.


Keith Pelley, jefe ejecutivo del European Tour y Rory McIlroy en la presentación del Open de Irlanda. © Golffile | David Lloyd

Se trata de provocar un efecto dominó a medio plazo. Una vez que los torneos de las Rolex Series igualan o superan las bolsas de premios del PGA Tour, se trata de ‘hacer ver’ a los estadounidenses del top-50 que puede ser una buena idea jugar alguna semana en las Rolex Series para defender con más argumentos su posición en el ranking… Para ello, también es importante la colocación estratégica de los torneos de las Rolex Series: a principios de año (Gira del Desierto), justo antes del British y a final de año, cuando el PGA Tour no reparte tantos puntos de ranking mundial…

En definitiva, se trata de conseguir que los jugadores del top-50 del mundo (y ‘alrededores’), que sean miembros del circuito europeo y seguramente también del PGA Tour, establezcan un calendario-tipo con este esqueleto: los cuatro majors, cuatro WGC y al menos cuatro Rolex Series, al margen de los torneos que deban disputar en el PGA Tour para cumplir con los mínimos exigidos por aquel circuito, que antes o después tendrían que ser más flexibles en este nuevo escenario…

Porque a partir de aquí se llegaría al punto culminante del plan: que los estadounidenses del top-50 del mundo se acostumbraran a incluir de manera fija dos torneos de las Rolex Series en su calendario de la temporada.