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El putt que cambió la historia de Europa en la Ryder Cup

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Era 15 de septiembre de 1985, Europa afrontaba un domingo que podía ser histórico para el equipo del Viejo Continente y, de paso, para la competición, pues Estados Unidos llevaba 28 años sin ceder.

Europa contaba con cuatro jugadores españoles entre sus 12 componentes: Seve Ballesteros, José María Cañizares, José Rivero y el héroe del Team Europe, Manuel Piñero, que consiguió cuatro de los cinco puntos que disputó, siendo el mejor de ambos equipos.

La presencia de aquellos cuatro representantes es, sin duda, la máxima participación española en la competición más prestigiosa del golf, pues ningún año ha habido un tercio de los jugadores bajo la bandera española, y además siendo tan importantes para la historia del equipo europeo.

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Pero, como suele pasar en estos casos, el jugador que se llevó la gloria y pasó a la historia como imagen icónica de aquella Ryder Cup en The Belfry no fue ni Piñero con esos cuatro puntos ni siquiera Seve, que era un referente para el equipo. Ese honor recayó en el hombre del mítico bigote, Sam Torrance, que con un putt de ocho metros confirmaba la victoria europea tras un fin de semana de ensueño para los locales.

El domingo empezaba con un 9-7 para Europa en el marcador, tras dos días de partidos por parejas en la que el binomio Piñero-Ballesteros únicamente cedió en uno de los cuatro partidos que jugaron, por lo que no sorprendió que fueran dos de los cuatro primeros en salir a jugar los individuales del domingo.

Piñero ganaba el primer partido del día por 3&1 ante Lanny Wadkins, y empezaba a hacer más fuerte el muro europeo en torno a la copa. Woosnam perdió el segundo, Paul Way ganó el tercero y Seve empató el cuarto partido, y a partir de ahí llegó la sangría para los americanos.

Tres partidos seguidos caían del bando europeo, empezando por Sandy Lyle (3&2), siguiendo por Langer (5&4) y terminando por el hombre al que apuntaban todas las miradas, Sam Torrance, que estaba en plena batalla contra Andy North, al que acabó doblegando en el mismo hoyo 18.

Merece la pena ver el resumen de aquel domingo, con mención especial a ese hoyo 18 de Torrance, que ya tras su segundo golpe empezó a celebrar la ansiada victoria de los europeos, pues por fin se daba la vuelta a la tortilla tras 28 años.

Le valía con hacer dos putts para ganar, pero ya que se pasa a la historia, se hace por la puerta grande… Birdie espectacular para acabar y todos los compañeros, miembros del equipo y parte del público invadía el green para celebrar un triunfo que, todavía no sabían pero, iba a cambiar la historia de manera radical.

Desde aquel 1985, Europa ha ganado 11 ediciones de la Ryder Cup por tan solo cinco triunfos americanos, más un empate en 1989 cuando la competición volvió a The Belfry, la sede que lo cambió todo.