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Esta madrugada nos vamos de Copas

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José Manuel Lara
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Miguel Ángel Jiménez

Comienza mañana jueves la Omega Mission Hills World Cup, la tradicional Copa del Mundo que estrena patrocinadores y que mantiene el formato: 28 parejas que representan a 28 países y que compiten durante cuatro días; la primera y la tercera jornada bajo la modalidad de fourball (cuenta la mejor bola de la pareja), y en la segunda y cuarta jornada, foursomes (golpes alternos)…

Se juega en el maravilloso complejo de Mission Hills, en Shendhen, China (repetimos, por tanto, horario nocturno), y concretamente en el Olazábal Course, un recorrido verdaderamente atractivo diseñado por el jugador español.

Alemania, representada por Cejka y Kaymer, defiende el título obtenido hace un año en Barbados por Langer y Siem.

Por nuestra parte, Miguel Ángel Jiménez y José Manuel Lara, tratarán de dejar bien alto el pabellón del respetado equipo español; no en vano sólo Estados Unidos y Sudáfrica pueden presumir de haber ganado este torneo más veces que España, que lo hizo en cuatro ocasiones, siendo segunda en otras seis ocasiones más. Los americanos están en otra galaxia (23 triunfos desde 1953, año de la primera edición), pero hace ya siete años que no ganan (en realidad, todo hay que decirlo, en este tiempo no han mandado a sus primeras espadas, aunque es evidente que su pareja siempre ofrece un nivel de garantía).
 
¿Favoritos? En el primer golpe de vista uno se queda con Suecia (Hanson/Karlsson), con sus dos representantes en un gran momento de juego. Sin olvidar a Sudáfrica (Goosen/Immelman), siempre que Goosen salga del bache de juego y resultados por el que atraviesa. La pareja danesa es de armas tomar (Anders y Soren Hansen), y la inglesa tiene también colgada el cartel de favorita (Poulter/Rose). Escocia (Montgomerie/Warren) necesita sacarse esta espina, puesto que no ha ganado nunca (tiene seis segundos puestos, el último el del año pasado…).

A los americanos siempre hay que nombrarlos (Slocum/Weekley)… Ojo también con la pareja local (Lian Wen-Chong/Zhang Lian-Wei), la argentina (Romero/González), si Romero arranca la máquina de hacer birdies, la galesa (Dodd/Dredge), siempre competitiva y muy acoplada, y la francesa (Havret/Jacquelin), que representa a un golf en evidente alza y que aún no ha hecho nada significativo en este torneo.
 
Del campo diseñado por Olazábal hay que destacar la ingente cantidad de búnkers defendiendo calles y greenes, la presencia constante de árboles delimitando las calles y 'esperando' las escapadas con el driver y la ausencia de agua… hasta el final del recorrido, donde cobra un protagonismo estelar. 

Así, el hoyo 15, un par 5 largo y precioso, es el buque insignia del recorrido: si quieres llegar de dos golpes a green debes sobrevolar unos 200 metros de agua… A ver quiénes son los valientes.

El 18 es de esos pares 4 donde en principio el par parece un buen resultado: el agua acompaña al jugador por la izquierda, siempre amenazante y entrando en juego, desde el tee de salida al mismo green (recuerda ligeramente en este sentido al 18 de Sawgrass o al 18 de Pebble Beach, aunque éste es un par 5).