Ocurrió en el hoyo 16 de la tercera vuelta. La noche se echaba ya sobre el Emirates Golf Club. Sergio García tiene un putt de metro y medio para par. Tenso. No tanto por el putt en sí como por lo que llevaba acumulado durante toda la jornada. Su juego era de manual, pero el putter le había jugado alguna mala pasada. Hasta cuatro putts de menos de metro y medio se le había ido al limbo. Dos para par y dos para birdie. Alto peaje.
Es precisamente en ese green del hoyo 16 donde Sergio decide hacer un cambio. Nada extraño por otro lado. Lo viene haciendo con normalidad en los últimos años. Modifica el grip de putt. Abandona el modo clásico de agarrar el palo y utiliza la pinza. Dentro. Lo vuelve a hacer en el 17. Dentro. Y repite en el 18, ya completamente a oscuras en Dubai. Dentro.
La decisión ya estaba más que tomada para el domingo. En la jornada decisiva del Omega Dubai Desert Classic volvió a utilizar en los 18 hoyos el grip de pinza. No había dudas. El rendimiento fue extraordinario, empezando por el buen putt de birdie que embocó en el 1 para poner en marcha la ronda. Después, embocaría otros claves cortos, y no tan cortos, en el 8 (de par), 9 (de birdie), 12 (de par) y 16 (de par).
Lo cierto es que García no falló ni un solo putt importante el domingo. La explicación, evidentemente, no está sólo en el grip de pinza. Pero sí que es un factor, igual que la actitud, fantástica durante toda la semana, y la concentración. Se vio a un Sergio metido en su burbuja durante los cuatro días.
Hay que recordar que Sergio viene alternando los dos tipos de grips de putt, clásico y de pinza, en las últimas temporadas. El de pinza le ofrece más seguridad, sobre todo en los putts cortos, mientras que con el clásico se siente más cómodo en los putts lejanos. Le ofrece más ‘feeling’. Sea con pinza o sin ella, la realidad es que una vez más Sergio ha demostrado que tiene muchísimos recursos que puede utilizar y cambiar a su antojo incluso durante una misma ronda de 18 hoyos.
