Alfredo García Heredia (-14) se ha dejado una bonita opción de ganar el Open de Tenerife tras firmar un 66, cinco menos en el día, en la tercera jornada. No lo tendrá fácil, pues sale mañana, domingo, a tres golpes de los líderes, el finés Samooja y el alemán Von Dellingshausen, y en medio de un amplio ramillete de candidatos. Sea como sea, seguro que nadie entre todos los aspirantes se tomará el resultado final, sea bueno o no tan bueno, con tanta mesura como el asturiano.
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En primer lugar, porque, aunque no lo parezca, García Heredia lleva tiempo barruntando la posibilidad de cantar victoria casi en cualquier escenario, así que tampoco le cogería de sorpresa ganar ahora, con 39 años, su primer torneo en el circuito europeo. Y en segundo lugar, porque hace tiempo que decidió no ligarlo todo, absolutamente todo, a la tiranía de los resultados. Se trata, en realidad, de una actitud ante la vida y del establecimiento de un claro orden de prioridades. No siempre fue así… “Cuando tuve la tarjeta del circuito europeo no debería haberla tenido; y ahora que debería tenerla, no la tengo”, repite risueño.
Un mapa con mucho novato y alguna que otra escopeta de feria (VÍDEO)
Una larga conversación con su padre hace ya unos cuantos años le ayudó a enfocar la vida (y el golf) de otra manera. Digamos que Don Alfredo García Senior, desde la gravedad y riqueza de su condición de marino mercante, le puso los pies en el suelo. Y le animó, entre otras cosas, a que leyera más, porque de la lectura de grandes obras podían sacarse extraordinarias moralejas para la vida (y para el golf). García Heredia está completamente convencido de que la lectura es hoy por hoy uno de los grandes sostenes de su equilibrio vital. Un ejemplo: no sólo disfrutó leyendo ‘El Viejo y el Mar’, de Hemingway, sino que además está convencido de que se puede aprender mucho de esta obra, incluso pensando en el golf (y en la vida). O de ‘Utopía’, de Tomás Moro, que tanto le impactó.
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No son tantas las veces que Alfredo García Heredia ha salido en los últimos partidos del domingo en un torneo del circuito europeo. Hoy, sábado, no ha sentido una presión distinta a la de la propia competición, aunque reconoce que quizá sí le ocurra mañana si de verdad se arrima al liderato en la recta final. Pero está convencido de que su gran momento está por llegar, con 39 años, que son los que tiene ahora, o más adelante. Si cae mañana, mucho mejor. Si no es así, se las arreglará para mantener el equilibrio vital, sin menoscabo alguno, apoyado en el bastón de un buen libro, o bien a través de una larga y solitaria jornada de pesca, su otra gran afición.
