Un señor, con todas las letras, se encuentra junto a Alejandro Cañizares en el putting green del Club de Campo Villa de Madrid. El golfista ha hecho un receso en su entrenamiento y está escuchando atentamente lo que le cuenta este señor. Están mirando hacia la calle del 1, con Madrid al fondo y con el brazo estirado señalan algunas zonas del campo. Concretamente, le está diciendo dónde daba bolas cuando era joven y el lugar exacto donde Alejandro dio su primer golpe de golf cuando tenía tres añitos. El señor en cuestión, ya lo habrán intuido, es su señor padre. Don José María Cañizares.
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La semana es muy especial para Alejandro y toda la saga. En el fondo, si Cañi se encuentra esta semana jugando el Mutuactivos Open de España es gracias al Club de Campo. Aquí fue donde José María hizo de caddie desde los diez años, donde ganó sus primeras 25 pesetas y donde aprendió a jugar y se hizo profesional a partir de los 17. Aquí fue donde todo empezó. Donde Alejandro echó los dientes. Qué mejor escenario pues para lograr los puntos suficientes para mantener la tarjeta del European Tour.
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Cañi ocupa ahora mismo el puesto 143 de la Race to Dubai. Le separan 142 puntos del último jugador que mantendrá los derechos completos de juego. Es la distancia que debe recortar en los tres torneos que le faltan por jugar: Open de España, Open de Francia y Portugal Masters. En Italia está apuntado, pero ahora mismo es el 21º reserva, por lo que se antoja complicado que pueda entrar finalmente la próxima semana. Sería una bocanada de aire fresco, sin duda alguna, ya que es un Rolex Series y por tanto reparte muchos puntos más que los otros tres torneos, aunque ahora mismo no puede contar con él.
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Alejandro tendría que acabar como mínimo tercero empatado con otro para meterse entre los 110 primeros de la Race to Dubai después del Open de España, o lo que es lo mismo en los puestos que consiguen mantener la tarjeta. Obviamente, el desafío es complicado, aunque hay que decir que tampoco obsesiona al golfista radicado en Manilva. De hecho, las cuentas las hacemos nosotros, Cañi ha decidido dejar de hacerlas y centrarse únicamente en el golpe a golpe.
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Decirlo es fácil, pero llevarlo a cabo es complicado. Alejandro ha tenido una temporada difícil y asegura que no se ha sentido realmente cómodo, a gusto con su juego y su actitud hasta la segunda ronda del KLM Open, es decir, la última que jugó antes del Open de España. “Es la primera vez en la temporada que me he sentido yo mismo, que me he reconocido. He jugado como yo sé que puedo jugar. El swing ha estado bien todo el año, pero la cabeza no ha terminado de estar en su sitio. En Holanda sí lo conseguí y con esas sensaciones vengo al Open de España”, asegura a Ten Golf.
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Es decir, Cañi llega al Club de Campo, donde dio su primer golpe, en el mejor momento de la temporada. Su única obsesión es conseguir que el swing fluya, jugar sin ataduras. La lección la tiene clara. “Y si no sale y no mantengo la tarjeta, mucha tranquilidad, iré a la final de la Escuela. El año pasado la gané y no tengo por qué pensar que no la voy a poder sacar de nuevo”, sentencia mientras su padre hace un par de swings de práctica en el putting green a sus 72 años. Gran semana y gran escenario para los Cañizares.
