Rachas que fluctuaban, a ojo de buen cubero, entre los 30 y los 40 kilómetros por hora son las que había que lidiar durante el turno vespertino de juego de la primera jornada del Dubai Desert Classic. No, el liderato de Sergio García no iba a peligrar…
La jornada no se ha podido terminar por falta de luz (sólo quedan dos partidos por terminar), pues el viento ralentizaba el juego, pero el español, en efecto, puede dar por hecho su dominio en la tabla, pues el mejor resultado de la tarde ha sido el de Ryan Fox (-4), lejos del español, y ninguno de los que quedan por acabar se acercará siquiera al -7 de Sergio. Rafa Cabrera Bello (-1) y Pablo Larrazábal (-1) pueden darse por satisfechos después de haber ganado al campo. A eso se le llama un ímprobo y bien rematado trabajo en la oficina. Especialmente el del canario, que, sin exagerar, desperdiciaba hasta siete u ocho ocasiones de birdie desde un abanico de putts que iba de los dos a los cinco metros de distancia, alguno de ellos muy bien tirado, por cierto. Pero nunca es sencillo embocar cuando el viento anda trasteando en los greenes y entre las perneras de los pantalones…
La vuelta de Larrazábal ha sido algo más ‘animada’, pero igualmente efectiva al final. El catalán salía a jugar ligeramente enfermo, tocado de la garganta, y seguramente tuvo que trabajarse más alguno de los buenos pares que sacó adelante.
No obstante, no han sido los únicos que han ganado la procelosa batalla de la tarde y ello tiene una explicación: el viento era potente e intimidante, pero viniendo del norte no es el peor en este campo, antes bien, incluso puede ayudar en hoyos vitales a la hora de hacer resultado, tales como tres de los cuatro pares cinco del recorrido (hoyos 3, 10 y 13), aunque ciertamente también complique otros que en sí mismos ya suelen ser de los más difíciles del campo (8 y 12, por ejemplo).
Lo peor llega mañana. Tanto, que incluso no se descarta que en algún momento pueda llegar a suspenderse la jornada por culpa de las fuertes rachas de viento que habrá desde primeras horas de la mañana y que, asimismo, irán creciendo y creciendo durante el día. Todo ello, acompañado de un severo descenso en la temperatura, al menos para los estándares de Dubai (puede llegarse incluso a los doce o trece grados al final del día, aunque la sensación térmica aún sería inferior por culpa del viento, precisamente).
