Cuatro jugadores españoles se habían colocado tras la pista del triunfo en el Dubai Desert Classic después de la segunda jornada: Quirós, situado a un solo golpe de la cabeza, y Sergio, Arnaus y Campillo, a cuatro. Y hasta cinco jugadores, contando también con Larrazábal, que iba a partir hoy a seis golpes de la cabeza. Todos los que pasaron el corte, en definitiva. Así, hace 24 horas hablábamos de un terremoto español, por referirnos al hecho de una manera efectiva y efectista, pero hoy, por desgracia, toca hablar de un tsunami de regreso de consecuencias muy negativas.
Y el caso es que DeChambeau, líder, no se termina de gustar…
Porque ya no tenemos a cuatro o cinco candidatos a falta de 36 hoyos. Si acaso a la Armada le queda uno, Álvaro Quirós (-12), que partirá a cuatro golpes de líder, Bryson DeChambeau (-16), a quien desde luego podemos alistarle ya con todas las de la ley en el cruento combate que cada semana se seguirá librando por el Número 1 del mundo.
Quirós, epicentro del terremoto español en Dubai
La ronda del de Guadiaro había merecido mucho más que el pírrico 71 final que ha firmado. Por muchas razones, pero sobre todo por una: la gallardía con la que se ha enfrentado a una jornada horrorosa desde el tee (sólo tres calles cogía el andaluz). Entereza y talento, para ser más precisos.
Quirós, más allá del resultado en el día de hoy y al final del torneo, tiene un empeño, casi una obsesión: que todo lo bueno que está viendo y viviendo esta semana y, en general, en los últimos tiempos, no se quede en nada para regresar antes o después a aquella dinámica tortuosa de cortes fallados, casi uno detrás de otro. Hoy se marchaba ofuscado y muy caliente del Emirates Golf Club (apenas habían pasado siete minutos desde que firmara la tarjeta y ya estaba metido dentro de un coche, rumbo al hotel), pero es necesario, para la consecución de tal empeño, que regrese el domingo limpio y debidamente restañado, dispuesto a ofrecer la misma resistencia, o aún mayor si hiciera falta.
VÍDEO: Datos y números sobre la decisión crítica de Álvaro Quirós en el 18
Hoy ha vuelto a hacer de Seve cuando ha tocado. Un hierro 6 que pegaba desde el bunker de calle en el hoyo 5 puede ser el mejor ejemplo. Majestuoso. De allí, desde una posición muy complicada, iba a salir con un birdie imposible. O el disparo entre los árboles del flanco izquierdo del hoyo 3, par 5, para sacar también el birdie. Ha vuelto a patear mejor que bien, aunque también se dejara algunas buenas opciones por el camino. Ha sumado hasta seis birdies, ha luchado como nunca… Y al final caía en la trampa del 18. Su instinto le llevaba a buscar el green de dos desde una posición algo delicada (en el rough, aunque la bola no estaba muy mal colocada) y de muy poco sirve empeñarse en que hubiera sido mejor agarrar por el cuello la opción conservadora. Al fin y al cabo el perfil del día pedía arrojo y determinación…
Pablo, Jorge y Adri desfilan así de jubilosos por la pasarela de Dubai
Adri Arnaus (-8), una hora y media antes, también se había ido al agua en el dichoso 18 pegando un hierro 2 en busca de la bandera y de la apoteosis final. Había arrancado como un tiro (su drive en el hoyo 1 fue una centella, larguísimo, poderosísimo), con birdie en el 1 y eagle en el 2, después de llevar la bola a los alrededores del green en este par 4 corto con suficiencia, enchufándola con un aprochito delicioso desde el rough. Luego se quedó parado, pero más tarde se estaba metiendo de nuevo entre los candidatos antes del doble bogey final.
Sergio desafina en los greenes y se pone deberes para el sábado
Sergio García (-10) de nuevo maquillaba la ronda con dos birdies finales, lo que de ninguna manera le sirve de consuelo. Está convencido de que entre el viernes y el sábado debería haber sumado al menos doce birdies, pero en las cuentas reales sólo salen seis y sus opciones de victoria son poco menos que una quimera, saliendo a seis golpes de la cabeza y con once jugadores por delante en la tabla.
Jorge Campillo (-5, vuelta de 75) y Pablo Larrazábal (-4, vuelta de 74), completaban la estampa de una Armada vencida y desarmada. Así ha sido y así hay que contarlo, aunque afortunadamente mañana será otro día…
