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Drama y éxtasis irlandés en Dubai

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La Armada firma otra magnífica actuación en el golfo Pérsico. Jiménez, top ten

 

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Darren Clarke felicita a su compatriota McIlroy tras ganar en Dubai

 

 

Rory McIlroy se plantó en el tee del 15 del Emirates Golf Club con cinco golpes de ventaja sobre Justin Rose y cuatro hoyos por jugar. En el hoyo 18 tuvo que meter un tensísimo putt de medio metro para ganar el Dubai Desert Classic por un pírrico golpe de ventaja. El desenlace del torneo que cierra la gira europea por el golfo Pérsico fue apasionante, increíble…

Con el torneo absolutamente en la mano tras enlazar una maravillosa secuencia de cinco birdies entre los hoyos 9 y 13, McIlroy empezó a fallar. Llegaron los nervios, los mismos que impidieron hace unos meses que adelantara su primer triunfo en el Omega de Suiza. Falló las calles y empezaron a caer los bogeys como losas. En el 15, el 16 y el 17. Y eso que el putter le funcionó a las mil maravillas. Si llega a dudar también en los greenes, ahora estaríamos hablando de otra cosa. Metió putts para bogey realmente tensos.

Justin Rose, mientras, iba a lo suyo. Iba acortando la distancias con pares. Vio la puerta de la victoria abierta en el 17. El inglés hizo birdie tras embocar un muy buen putt de tres metros y se quedaba a un golpe.

El hoyo 18 (par 5), con un golpe de diferencia entre ambos, fue agónico. Los dos fabricaron una gran salida desde el tee. Sin embargo, el agua que hay antes del green impone mucho respeto y ninguno se atrevió a tirar de dos. Jugaron corto y la ventaja fue para McIlroy. Dejó su bola en calle, a unos 50 metros de bandera, mientras que Rose apuró demasiado y terminó en el rough. Primero jugó McIlroy. La adrenalina se metió en su swing. No quería saber nada del agua y mandó la bola al búnker de atrás. Más tensión. Ahora tenía una salida desde la arena cuesta abajo, con la bandera larga y el agua detrás.

Rose apretaba el asunto con un gran golpe desde el rough. Dejó la bola a cuatro metros. Era una buena opción de birdie.

McIlroy ejecutó el golpe más importante de su aún corta carrera. Firmó una gran sacada de búnker, con temple, suave, rodó mansamente hasta quedarse a medio metro de bandera. El par estaba casi hecho. El playoff estaba en las manos de Rose. Su putt de birdie estaba muy bien tirado, pero lamió el borde izquierdo del hoyo. Ya sólo faltaba que McIlroy certificara su victoria con el putt de par. Seguro que le pasó por la cabeza la imagen del Omega, donde falló desde una distancia parecida y perdió el torneo ante Lucquin. Pero hoy no. El putt entró.

Resopló, resopló y resopló… Tenía una sonrisa nerviosa y el corazón se le salía por la boca. Se quitó la gorra y trató de ordenar sus rizos, eléctricos después de tanta tensión. Abrazos para todos: su caddie, su madre, su padre… Y gran gesto de Justin Rose. Deportista ejemplar el inglés. Le felicitó de una manera especial, con cariño, sabiendo por todo lo que había pasado McIlroy en los hoyos anteriores. No en vano, Rose también fue un niño prodigio del golf y las pasó canutas.

McIlroy ha abierto la lata con una actuación soberbia, sólo empañada por esos tres bogeys consecutivos. Logra su primer triunfo con sólo cinco pares en la ronda final. De histeria.

McIlroy es el hombre del día, pero no debemos dejar pasar en absoluto otra extraordinaria actuación de la armada española. No ha habido victoria, pero hemos metido a tres jugadores entre los 15 primeros y a cuatro entre los 25. Hemos estado muy cerca de firmar tres top tens. El golf español está en plena forma y tenemos que frotarnos las manos.

Decíamos que los españoles debía morir matando y eso es, precisamente, lo que hicieron Jiménez, Sergio García y, sobre todo, Álvaro Quirós.

El mejor español fue Miguel Ángel Jiménez (-13). Ha terminado en séptima posición después de una gran vuelta final de 66 golpes, eagle incluido en el hoyo 13. Hoy ha jugado de manera extraordinaria en el green y sus alrededores. Ha hecho la friolera de 22 putts y eso que aún le dolerá la cabeza con el que se le ha escapado para par en el 18.

Sergio García (-12) cerró el torneo con una vuelta de 67 golpes, sin bogeys. Sólo ha hecho cuatro en todo el campeonato. El de Borriol sigue con un nivel de juego sensacional y sólo le ha faltado rematar en los greenes. Ha hecho 67 golpes con 34 putts. Si le llega a funcionar podríamos estar hablando de la vuelta récord del circuito europeo. En los 72 hoyos sólo se dejó por el camino 10 greenes en regulación. Brutal. Ha terminado undécimo.

Álvaro Quirós (-11) ha realizado la exhibición del torneo, especialmente en sus primeros nueves hoyos de hoy, los últimos nueve del campo. Hizo 30 golpes, siete bajo par en sólo nueve hoyos. Cinco birdies y un eagle. Estratosférico. Llevaba un ritmo de récord, pero se paró en los segundos nueve. No hizo ningún bogey y un solo birdie. No le sirvió para ser top ten, aunque lo mereció. Finalizó en el puesto decimotercero.

Gonzalo Fernández Castaño (-6) no tuvo una buena ronda final. El hoyo 13 de la tercera ronda le hizo mucho daño. Hasta ese momento marchaba -8 en el torneo. A partir de ahí realizó +2. Hizo 73 golpes en la ronda final y acabó en el puesto 24. Pese a todo, buena gira también para el madrileño que venía de ser top ten en Qatar.

La nómina de los españoles que pasaron el corte la completan Álvaro Velasco (+2), puesto 57, y Alejandro Cañizares (+4), puesto 60.