Sam Horsfield jugó la final de Dubai en diciembre del año pasado, firmó cuatro vueltas de 77, 74, 73 y 72 golpes, quedó en la penúltima posición y desapareció del mapa. Nunca más se supo de él hasta que esta mañana ha entregado una tarjeta de 65 golpes en el Karen Country Club de Nairobi y se ha colocado como líder del Magical Kenya Open empatado con Adrian Meronk, Raphael Jacquelin y Bernd Ritthammer. No nos negarán que a bote pronto es un Expediente X. Pues bien, aunque no se ha sabido hasta hoy, Horsfield ha asegurado que comenzó con problemas de espalda en el torneo de Chipre del año pasado y los ha ido arrastrando hasta el inicio de 2021.
Les ponemos en antecedentes. Horsfield fue uno de los grandes protagonistas del European Tour tras el confinamiento. Ganó dos torneos de la gira británica, se clasificó para la Final de Dubai y el US Open y subió como la espuma en los rankings. Bien es cierto, no obstante, que desde su segundo triunfo en el Celtic Classic sus resultados ha sido muy pobres y se llevó el mazazo de perderse el US Open de Winged Foot por culpa del covid. En sus siete últimos torneos de 2020 falló tres cortes y su mejor posición fue un puesto 43º. Es como si de la noche al día hubiera perdido su buena forma y, obviamente, la explicación está en la espalda.
A este final abrupto de 2020 hay que unir que no ha jugado la Gira del Desierto. De hecho, afirma que fue la semana de Arabia Saudi cuando volvió a entrenarse al ciento por ciento. Así, su primer torneo ha sido este Magical Kenya Open, una cita a todas luces menor para un jugador que el año pasado ganó dos veces en el European Tour. Sea como fuere, la realidad es que Horsfield ha vuelto por todo lo alto, olvidando de un plumazo la lesión. Ha hecho seis birdies, un eagle y dos bogeys y, sobre todo, ha sido el mejor exprimiendo ese tramo clave del Karen Country Club que va de los hoyos 6 al 12, donde su parcial ha sido de seis bajo par.
El arranque del Kenya Open nos ha dejado una clasificación muy variopinta, con jugadores de todo tipo y condición. Está la juventud arrebatadora de Horsfield (24 años), la veteranía de Jacquelin (46), la experiencia en Challenge y European Tour de Ritthammer (33) o el durante largo tiempo ya aspirante Meronk (27), un exponente más de esa inagotable camada de 1993. También son distintos en cuanto al juego. Pegadores como Horsfield y Meronk y colocadores muy precisos como Ritthammer y Jacquelin.
En cuanto a los españoles que jugaban por la mañana, todos han caído en la trampa de esos cinco hoyos malditos del Karen Country Club que van del 14 al 18. Ni siquiera están ahí uno de los cuatro más complicados del recorrido africano, pero se han cebado con los nuestros. Gonzalo Fernández Castaño (-1) marchaba como una moto con un parcial de cuatro bajo par en los primeros once hoyos y ahí se ha hecho un parcial de tres sobre par, con tres bogeys. A Alejandro Cañizares (+2) le ha caído uno de sus tres doble bogeys del día en el 17, Adrián Otaegui (-1) también ha salido con un bogey en el 18 y Jorge Campillo (+2) ha hecho otros tres bogeys en esa secuencia. Mucho daño para la Armada.
La conclusiones positivas es que Gonzalo ha vuelto a jugar muy bien al golf durante más de media vuelta, dando continuidad a lo que hizo en Qatar, que Cañi ha cometido tres dobles bogeys, errores puntuales que le han costado mucho, pero ha hecho cuatro birdies, que Otaegui mantiene su misma línea sólida de siempre y que Campillo ha jugado bastante firme a excepción de esos tres bogeys en cuatro hoyos.
La otra buena noticia es que los resultados están muy comprimidos, por lo que hay mucho margen de maniobra todavía. El corte hoy se va a mover en torno al -1, por lo que no hay nada perdido para ninguno de los nuestros. El mejor jugador del torneo por ranking mundial, Aaron Rai, ha arrancado con -1.
