A Pablo Larrazábal se le ponía la carne de gallina. Su insigne compañero de partido, José María Olazábal, remataba la ronda con un birdie postrero en el hoyo 18 y se llevaba la ovación del día. Palmas que echaban humo para despedir al gran campeón…
Y la cuestión de su despedida hay que entenderla en toda su amplitud y profundidad. El doble ganador del Masters ya no tendrá categoría de entrada en los torneos del European Tour el año que viene y por ello él entiende que debe despedirse, ya que no depende de él, de sus logros pasados y presentes, su presencia en los torneos. Dicho de otro modo, dependerá de las diferentes invitaciones que pueda recibir, y aquí es donde se encuentra el meollo de la cuestión, lo que marca la diferencia entre este Señor del deporte y la mayoría: Chema no quiere recibir una invitación si su juego no está a punto.
VÍDEO | A Chema lo que es de Chema (antes de volvernos locos)
Por tanto: Olazábal no renuncia completa e irremisiblemente a volver a jugar un Open de España, pero para ello debería sentir, llegado el caso y el momento, que su juego está lo suficientemente a punto como para ‘gastar’ una invitación a la que otro jugador pudiera sacarle más rédito. ¿Es o no es de sombrerazo?
Después de firmar la tarjeta, visiblemente emocionado, pero sereno, tranquilo y hasta cómodo, todavía tenía tiempo de hacer un emocionante repaso. Sus palabras nunca caen en saco roto.
“Este deporte te enseña a respetar y a ser humilde”. No se puede añadir una coma más. No se puede elegir una manera más sabia de poner un punto y seguido.
