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Jiménez, muy gentil, cedía el paso a Nadal justo a la entrada del Olimpo…

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Miguel Ángel Jiménez (-11) ha ganado hoy el Open de Francia. Vayamos primero con algunos registros: es el decimoséptimo triunfo de su carrera, que se dice pronto. Su segunda victoria en 2010, la cuarta española en el presente curso. Y lo que es aún más impresionante…

Es la décima vez que levanta un trofeo después de cumplidos los 40 años… Así que, ¿quién puede atreverse a situar su carrera en la cuesta abajo con 46 años cumplidos? También se ha metido en el equipo de la Ryder de modo provisional, a menos de dos meses de la confección definitiva del equipo.

Miguel ha ganado en el primer hoyo de desempate a Francesco Molinari y Alejandro Cañizares. Precisamente el joven español ha sido hoy su compañero de partido y ambos nos han brindado una excelente jornada de golf. No, por desgracia no podían ganar los dos…

Ha sido muy emocionante el abrazo final entre Miguel y Alejandro. O mejor dicho, los dos abrazos: el del hoyo 72 y otro más después de resolverse el torneo en el desempate. No hay, no puede haber, amargura en el desenlace final. Cañizares aún tendrá que esperar para sumar su segunda victoria, pero el juego está ahí, su madurez es un hecho. Se nos muestra ya como un gran campeón, como un jugadorazo.

Y, además, tomen nota: Cañizares se ha ganado con este segundo puesto una plaza en el British. Ya son siete los españoles que estarán dentro de ocho días en St. Andrews; asimismo, asciende al puesto 16º de la Race to Dubai, asegurándose ya una plaza en la gran final del Dubai World Championship, en el Jumeirah Golf Estates, allá por finales de noviembre. Y mañana, como guinda al pastel, podremos concretar el importante salto que también va a dar en el ranking mundial.

Jiménez ha esperado su momento. Parecía todo escrito en un guión: agazapado durante los primeros nueve hoyos, pero sin cometer errores, y dando un zarpazo brutal cuando el margen de maniobra ya era más corto para sus oponentes: cinco birdies firmaba el malagueño entre los hoyos 11 y 16. De todos los tipos y colores: con tirazos desde la calle o desde el tee (en los pares 3 del 11 y 16, donde las dejaba muy cerquita de bandera), o con putts psicodélicos como el del hoyo 14, largo y delicado.

Pero como todo buen guión que se precie, el final nos reservaba una pirueta dramática, sorprendente, plena de suspense…

Porque Jiménez, que llegaba al 18 con dos golpes de ventaja sobre Cañizares y sobre el registro que Molinari ya había puesto en la casa club, y con Kaymer danto tumbo en el partido estelar, justo detrás suyo, resulta que se iba al agua en el segundo disparo. Y aún estaba a punto de irse de nuevo después de dropar… Finalmente salvaba el doble bogey. Tuvo entonces Cañizares la opción de victoria. Tenía que embocar un putt de unos seis metros. Y no entró.

El hoyo de desempate fue rocambolesco. Abrupto. Tremendo. Miguel era el único que la ponía en calle. Cañi se iba al agua (dos veces…) y Molinari a un bunker de calle que le negaba la posibilidad de tirar a green de dos. Pero el segundo golpe de Miguel aún nos apretaba más el nudo en la garganta… A la izquierda y mirando de nuevo de reojo el agua. Desde ahí salvó el par con un putt final magnífico de unos cinco metros.

Otra victoria al zurrón. Sólo veinte horas después de ver a España metida en unas semifinales de un Mundial; sólo tres cuartos de hora después de que Rafael Nadal mirase al cielo de la Central del All England Club de Wimbledon, tumbado en el pasto. Tenía que jugar un play-off el malagueño para cederle el paso al gigante de Manacor a la entrada misma del Olimpo, porque por momentos pareció que iban a coincidir sendos triunfos.

Ni podemos ni debemos comparar los logros de Nadal con los de nuestros golfistas actuales. Rafa está hecho de la pasta de los dioses del deporte. La pasta de Tiger. La de Federer. La de Jack Nicklaus. La de Bolt. La de Phelps. Y alguno más (Severiano, Merckx, Induráin, Aouita….). Es un club restringido que no cuenta sus socios ni por docenas.

Pero en un fin de semana donde la futbolera España y el tirón de Nadal seguro que van a solapar la gesta de Miguel y Alejandro, hay que recordar y aclarar, a gritos si hace falta, que el Open de Francia no es un torneo cualquiera; y que aquí estaban 21 jugadores de entre los 60 primeros del mundo; y más concretamente 4 del top-ten mundial… Ante todos ellos estos dos españoles venían jugándose juntos el triunfo en la recta final.

Así vivimos el desempate

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