Miguel Ángel Jiménez (-9) y Eduardo de la Riva (-9) salían juntos en la última jornada del Open de Irlanda y las cosas han ido muy bien para el andaluz y el catalán. Bien y en paralelo. Ambos han firmado una tarjeta de 67 golpes, ambos han completado la ronda sin bogeys, ambos han disfrutado de la mutua compañía y ambos obviamente, han resuelto juntos la jornada de trabajo en apenas 3 horas y 28 minutos, a la vieja usanza, y sin correr.
Ambos, además, salieron ayer del Strand course con sensaciones agrias después de perder muchas posiciones en la clasificación con registros de 73 (Miguel) y 72 (Eduardo), teniendo en cuenta que dos terceras partes de los jugadores (42) acabaron por debajo del par el sábado. Ambos se fueron directos al campo de prácticas y realizaron una sesión vespertina de trabajo muy positiva, según han revelado los dos, que afortunadamente ha tenido continuidad en la última ronda de competición.
Las condiciones de juego que se han encontrado hoy han sido muy buenas. Cielo cubierto, pero no demasiado frío, algo de viento, pero nada del otro mundo, y sobre todo ni una gota de agua, si acaso un levísimo chispeo, casi inapreciable, cuando ya estaban en la calle del 18… En el momento de entregar sus tarjetas habían ganado 26 posiciones en la clasificación, pero si las condiciones empeoran, aparece el agua y el viento aprieta un poco más, quizá recuperen todavía más terreno.
Ambos, eso sí, separan ahora sus caminos (no se ha confirmado si cenaron juntos en la noche del sábado…), porque Miguel se marcha de nuevo a Estados Unidos para jugar el Constellation The Players (el cuarto Grande en la temporada del PGA Tour Champions), mientras que Eduardo disputará la semana que viene otro torneo de las Rolex Series, el Open de Escocia, con la esperanza de dar el empujón definitivo a su temporada.
