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Kim vs Fisher: la batalla final

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Anthony Kim y Ross Fisher jugarán mañana la gran final del Volvo World Match Play Championship en Finca Cortesín, después de eliminar, respectivamente, a Robert Allenby (por 5&4) y a Ángel Cabrera (en un tercer hoyo de desempate jugado en penumbra de acabar los 36 hoyos igualados…)…

No cabe duda de que la épica se ha desbordado en el partido de Fisher, a quien sin duda podríamos rebautizar como ‘el paciente inglés’: ni un rictus en su rostro que revele prácticamente nada, un control prusiano de las emociones, parece que no sufre, que no padece… Pero en este partido ha sufrido y padecido todo el mundo.

 

Casi diez horas en el campo han estado argentino e inglés para jugar esos 39 hoyos (ambos han jugado 75  entre viernes y sábado, para colmo…). Las alternativas han sido constantes y tan sólo Cabrera, disputado el hoyo 13 del día, amagó con marcharse en el marcador tras salir de allí con un 3UP dominante. Nada. No hubo forma.

Al hoyo 36 llegó uno arriba el inglés, pero el argentino se las arreglaba para dejarse una magnífica opción de eagle en el green de este par 5, después de pegar un tirazo con madera 3 desde el rough, a 256 metros de distancia con la bandera… Al tercer intento de desempate, un maderazo de Ross dejaba la bola para eagle a unos cuatro metros del hoyo. Cabrera, que se había dejado el alma en el tee con un ‘drivazo’ estratosférico (se quedó a 220 metros),  se liaba después alrededor del green y la final quedaba conrformada definitivamente. La verdad es que la luz ya no daba para mucho más… Es posible que el hoyo 40 se hubiera tenido que jugar mañana.

Allenby va a tener pesadillas con Kim. Hace tres semanas el norteamericano le vencía por 5&3 en la President’s. Hoy casi se ha repetido el resultado, aunque eso sí, en 36 hoyos. No se engañen, lo cierto es que el australiano ha estado esta vez un poco más cerca… Ha achuchado lo suyo y sólo en los últimos nueve hoyos se ha venido abajo.

La primera ‘llave’ de este partido la encontró una señora en el hoyo 8, par 5, (hoyo 26 del día)… Resulta que Kim pegaba allí un ganchazo considerable a la izquierda desde el tee, y nadie conseguía encontrar la bola entre los arbustos que defienden ese costado del fairway. Cuando el americano estaba a punto de jugar ya la bola provisional que había tirado, una gentil dama encontraba la pelotita. Después, claro, el mérito fue de Anthony, que firmaba el par tras el dropaje correspondiente; y el demérito de Robert, que estando de dos en el antegreen la pifiaba con un salto de rana de lo más inoportuno, y no pasaba del par.

La segunda ‘llave’ la encontró Kim. En el hoyo siguiente, pegaba un golpazo extraordinario desde la calle, a unos noventa metros de la bandera, y embocaba un eagle tumbativo que llevaba el duelo a un tres arriba a favor del americano con nueve hoyos por jugar. El problema no era que Allenby no tuviera margen para reaccionar; el problema era que salía muy tocado y los errores comenzaban a sucederse en cadena, hasta el punto que el duelo no pasaba finalmente del hoyo 14.