La resonancia magnética a la que se sometió Rory McIlroy este lunes ha confirmado las sospechas que tenía el jugador norirlandés durante el THE PLAYERS Championship. Los problemas en la costilla que le obligaron a estar de baja siete semanas a principios de año han vuelto, aunque eso sí en un grado mucho menor.
No se puede hablar de una recaída y la resonancia magnética ha descartado que haya una nueva lesión, sin embargo Rory prefiere ser prudente dentro del optimismo. “Las pruebas han desvelado que no hay una nueva dolencia, sino que se trata de la lesión en la costilla que sufrí a principios de año. Me vuelve a molestar, aunque en un grado mucho menor que entonces”, explicó en un comunicado.
Así las cosas, Rory no ha cambiado nada de su calendario de momento, aunque todavía es pronto para asegurar al ciento por ciento que vaya a jugar la próxima semana el BMW PGA Championship en Wentworth. “Decidiré a principios de la próxima semana si estoy en condiciones de competir”.
Hay que recordar que McIlroy se lesionó en el primer torneo de la temporada, en Sudáfrica, y que estuvo de baja siete semanas. Sufrió una pequeña fractura en una costilla. Regresó en el WGC México Championship, donde acabó en séptima posición. Después, fue cuarto en el Arnold Palmer Invitational, cayó a las primeras de cambio en el WGC Dell Match Play Championship, finalizó séptimo en el Masters de Augusta y fue 35º en el THE PLAYERS, ya con los problemas de costilla otra vez molestando a partir del viernes.
Habrá que estar expectantes la próxima semana para saber si McIlroy juega en Wentworth el torneo del European Tour. Sería sin duda un baja sensible para la prueba franquicia del circuito.
