El Made in Denmark que se disputa a partir de este jueves se ha ido ganando fama de semana festiva en el calendario del circuito europeo (afronta su cuarta edición). Festiva, sobre todo, para los aficionados, que acuden en masa y, según parece, se lo pasan en grande en una experiencia lúdica que va un poco más allá del puro torneo de golf en el Himmerland Golf (Farso, Dinamarca). Este año hay un motivo más de celebración y de fiesta, ya que Thomas Bjorn cumple precisamente en su país su torneo número 500 en el European Tour. Quince triunfos contemplan al Gran Danés en su exitosa y larga trayectoria. El actual capitán del equipo europeo de la Ryder, festejos aparte, no perderá la ocasión de seguir trabajando en la sombra, ahora que el año de clasificación está a punto de dar el banderazo de salida.
Thomas Pieters defiende el título y debe ser considerado el gran favorito. Junto al belga, Martin Kaymer, que regresa tras superar una lesión en un hombro, se reparte también el favoritismo. Los locales Olesen y Kjeldsen aparecen asimismo en las quinielas, al igual que el italiano Paratore. No hay bola de cristal que valga en los pronósticos previos: al fin y al cabo todos ellos son los que llegan a la cita con mejor ranking mundial.
Por el lado español da la sensación de que Alejandro Cañizares llega en un buen momento. Parece que ha encontrado la buena senda en un año que se le ha complicado mucho, sobre todo por culpa de las lesiones. Cañi, igual que los otros cuatro españoles presentes en la cita (Nacho Elvira, Eduardo de la Riva, Carlos Pigem y Pep Anglés) necesita darle un empujón a su situación en la Race to Dubai, porque ninguno a estas alturas tiene asegurada la tarjeta para 2018 (Nacho Elvira, eso sí, marcha en una posición muy desahogada, ahora mismo es 82º en la Race, pero ni siquiera él tiene la certeza, puesto que este año salvan la tarjeta los cien primeros de la Race y los diez primeros de la Access List y habrá que ver a qué cantidades hay que llegar).
Quedan todavía unos cuantos torneos por delante, así que no puede hablarse de urgencias ni de agobios, pero conviene ir haciendo los deberes, para ahorrarse apreturas incómodas.
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