Pedro Oriol (-4) ha firmado un 67 en la primera ronda del KLM Open, situándose a tres golpes del líder en solitario, un rutilante Ashun Wu (-7), y a solo uno del tercer puesto de la clasificación. No es nada raro ver al madrileño cerrar rondas de este calibre; en realidad, lo que cuesta asimilar, teniendo en cuenta la calidad de su juego y los recursos de que dispone, es que sólo haya conseguido un top ten en 82 torneos disputados en el European Tour.
Sólo una vuelta de tuerca más en el tornillo adecuado (el de la consistencia, a ser posible), tan solo una, y tendríamos a un jugador hecho y derecho por muchos años en el circuito europeo. En ello está, pero el asunto no es tan sencillo como decirlo, es obvio.
Lo que ocurra en Holanda es tan importante o más que la Ryder…
Oriol necesita un gran resultado para asegurar sus derechos de juego en 2019 y esta semana ya ha puesto unos cimientos sólidos gracias a una vuelta muy equilibrada, con un solo bogey y cinco birdies. Probablemente, el salto de calidad que se espera de él tenga también mucho que ver con el hecho de encadenar al fin dos temporadas seguidas en la Primera división del golf europeo, así que el reto que tiene por delante en las próximas semanas tiene una doble importancia.
El grueso de la Armada española se comprime en un margen de apenas dos golpes, porque por detrás de Oriol vienen Nacho Elvira (-3), Pablo Larrazábal (-3), Alejandro Cañizares (-2), Jorge Campillo (-2), Scott Fernández (-2), Gonzalo Fernández Castaño (-2) y Adrián Otaegui (-2). Todos están metidos en la pelea porque la clasificación viene apretada. Pep Anglés (PAR) va a tener que remar lo suyo, mirando al corte, y Álvaro Quirós (+7), lo tiene casi imposible después de cerrar una ronda donde ha ido a fallar en los pares 5 del The Dutch.
