Es indiscutible que Rafa Cabrera Bello (-12) hizo mejor resultado en la primera y segunda ronda que en la última y decisiva del Abu Dhabi HSBC Championship. Afortunadamente, en tiempos de incertidumbres, fakes este tipo de datos todavía no se ponen en entredicho: firmó un 67 el jueves, otro el viernes, y el domingo ha sido un 69. No hay más que hablar.
Sin embargo, a partir del mero hecho aritmético, sí que puede haber mucho sobre lo que debatir…
Hatton se sienta junto a Rahm en el trono de las Rolex Series
Por ejemplo, hasta el propio jugador está de acuerdo en que hacía mucho tiempo que no jugaba un golf tan poderoso como el que hoy ha desplegado en el Abu Dhabi Golf Club, donde finalizaba en una cuarta posición en solitario que, visto lo visto, sabe a poco. En una jornada de nuevo muy movidita y delicada por el viento, arrancaba con birdies en los hoyos 2 y 3; pero es que en el 4 y el 5 dejaba la bola colgando del hoyo después de pegar excelentes hierros y patear desde no más allá de tres metros y medio. Y en el 6 no la embocaba desde el bunker de milagro; y en el 10 dejaba de nuevo la bola casi asomada para hacer el eagle; y en el 12 y 14 disfrutaba de nuevo de muy buenas opciones…
Cuando un putt se disfraza de mazazo psicológico
Pero hay que ir más de allá de las cifras, las opciones de birdie que se iban por el desagüe y hasta del sobresaliente resultado final, todo un alivio para el español, que va a recuperar el aliento en el ranking mundial y también va a experimentar un apreciable empujón en la clasificación de la Ryder y, por supuesto, en la Race to Dubai 2021, recién estrenada esta misma semana.
Sí, se puede y se debe ir más allá. Y nos referimos a la determinación que ha mostrado el canario por ser más agresivo, desde el inicio de la vuelta y mientras ha podido, por atacar las banderas más de lo que suele hacer, pues él siempre ha sido un jugador muy cerebral, una máquina de calcular porcentajes (una forma de entender el golf, por cierto, muy inteligente). Lo ha hecho, además, en un momento delicado de su carrera, después de un año 2020 en el que su juego le había dado muchos más dolores de cabeza que satisfacciones y, mucho ojo, lo ha hecho en una encrucijada de este primer torneo de 2021 en el que él ya tenía la semana medio hecha y era sencillo (y hasta recomendable) pensar en guardar la ropa, en lugar de echarse al mar en pelotas. Lo ha hecho, en definitiva, en un día complicado por el viento, en el que siempre se tiende a medir más los riesgos y a tomas ciertas precauciones.
Un extraño accidente deja tiritando a Rafa, pero no lo elimina
Hasta los errores tienen más perdón en esta tesitura: en el hoyo 1, después de salir con un gran drive, incluso comprometía el par por ir a por el trapo de una bandera muy larga. Igual le pasaba en el hoyo 6 (donde luego, como ha quedado dicho, casi la embocaba para birdie desde la arena), o en el 7, donde ejecutaba una sacada de bunker muy larga con el agua por detrás en lugar de echarla a rodar; o en el 11, donde efectivamente salía de allí con bogey tras ir de nuevo a por una bandera larga desde el rough de calle…
El campeón recogió el trofeo con una sonrisa enorme… bajo la mascarilla
Rafa ha despegado de nuevo, aunque quizá todavía sea pronto para confirmar al ciento por ciento el retorno a la mejor versión de su juego, tal y como él mismo admite. Pero se ha dado (y nos ha dado) el gusto de mostrar ese lado algo más salvaje y agresivo que, a la hora de la verdad y en el momento que se encuentra de su carrera, parece muy oportuno. No siempre será así (porque sería una temeridad, ciertamente), pero siempre conviene tener tal carta en la baraja. Puede dar mucho juego.
