Ross Fisher ha confirmado con su victoria en el Volvo World Match Play de Finca Cortesín (Casares, España), su constante y admirable evolución; y su firme y decidido asalto al top-ten mundial, que podría llegar tranquilamente en 2010 (acaba de ascender al 16º puesto en el ránking). Ha vencido con claridad meridiana (4 y 3) a Anthony Kim, que prácticamente sacaba bandera blanca en el hoyo 13 de la segunda vuelta, tras fallar una buena opción de birdie que le hubiese situado dos abajo…
Asusta la progresión de este inglés, el ‘paciente’ inglés lo hemos rebautizado. Es inmaculada. A punto de cumplir los 29 años (lo hará en tres semanas) este chico responde sin altibajos a lo que parece un plan bien trazado. Sin saltarse un solo paso. Cada año es más poderoso. Con disciplina, y con más prisa que pausa. Una prisa controlada, claro. Todo en Ross Fisher está controlado: la euforia, la tristeza, la rabia o decepción ante el error…
Si en 2006 terminaba el curso golfístico como número 66º de Europa, en 2007 lo hacía como 43º; y 6º en 2008… Progresión, mejora, desarrrollo. En 2009 nos ha demostrado a todos, para colmo, que es un potencial ganador de grandes: no ha bajado del puesto 30º en los cuatro ‘majors’ de este año, con un top-ten muy valioso en Bethpage (fue 5º en el Open USA), un 13º en el British, un 19º en el PGA…
Visto lo visto, lo normal es que Ross forme parte del próximo equipo Ryder europeo. Y menudo fichaje es para las huestes de Montgomerie. Valor seguro. Un hueso duro, duro de roer.
Su capacidad de concentración y abstracción es mayúscula. Está muy trabajada, no lo duden. Son virtudes que en match play resultan un tesoro (ojo, que en el último Accenture, auténtico ‘Mundial’ de esta modalidad de juego, con los sesenta mejores en liza, ya fue cuarto este año…). Consigue que los aciertos de su rival no lo descentren, y él no muestra fisuras nerviosas en las nueve o diez horas que puede durar una final a 36 hoyos. Esas fisuras que, por ejemplo, Severiano buscaba siempre en sus rivales con mirada de halcón…
Con él no valen las triquiñuelas. Los juegos psicológicos tan propios del match play. Hoy no ha dado opciones a Anthony Kim. Ha sido un martillo pilón. Casi no ha cometido errores graves en 33 hoyos. Le contamos dos: uno en el hoyo 25, cuando fallaba un putt de menos de un metro para ganar el hoyo; y otro en el 26, errando claramente un aprochito corto a green. El norteamericano, por el contrario, ha mostrado mayores altibajos, dentro de un excelente nivel de juego, eso sí. De hecho, ha aguantado el tirón del inglés, que realmente no fallaba, y que cuando lo hacía ligeramente terminaba arreglando a situación con el putter.
Seguramente, uno de los momentos más importantes del día ha sido ese putt de unos doce metros para eagle que embocaba el inglés en el hoyo 22 (hoyo 4 del recorrido). Fue ahí donde por primera vez ponía algo de distancia en el marcador, aunque sólo fuera un dos arriba en absooluto decisivo.
Y es que esta semana Fisher ha sido un prodigio de acierto con el putter. De este modo te lleva con la soga al cuello toda la vuelta. Kim fue sintiendo poco a poco que no había modo de meterle mano…
Otro triunfador del torneo ha sido Finca Cortesín. En las próximas horas tendremos tiempo de analizar lo que ha dado de sí este agreste diseño, esta magnífica finca.
