Scott Fernández aterrizó ayer en Barcelona procedente de Omán. Un grupo de sus mejores amigos le había preparado una sorpresa, con recibimiento en El Prat y cena por todo lo alto para celebrar su magnífico éxito en la Final del Challenge Tour. Ya saben, torneazo, tercera posición y tarjeta del European Tour para el próximo año. Sin embargo, los planes cambiaron radicalmente…
Cuando Scott apareció por la terminal de llegadas de El Prat no era precisamente la imagen del triunfo, la felicidad y el éxito, más bien el andaluz estaba reventado. Los problemas de salud, fiebre incluida, que había tenido durante la Final de Omán se le vinieron completamente encima. Estaba roto. «He podido coger el avión en Omán de milagro», confesaba un Scott muy afectado.
Así las cosas, ni celebración, ni cena, ni fiestas… Ya habrá tiempo. De El Prat se marchó directo a Urgencias para saber qué tenía exactamente y tomar medidas. Estuvo acompañado todo el tiempo por Pablo Fisas, buen amigo de Scott y capitán de varios equipo nacionales, algunos en los que ha estado el granadino.
Los médicos diagnosticaron una fuerte bronquitis. La enfermedad terminó de salir en el viaje, cuando finalizó la tensión del torneo y las defensas bajaron la guardia. Así, de Urgencias fueron a una farmacia, a comprar antibióticos y directos a la cama para pasar la noche de la mejor manera posible.
Habrá que ver la evolución de Scott en las próximas horas. Si todo va bien, según lo esperado y los antibióticos hacen efecto rápido, hoy sí habrá cena, algo más tranquila de lo que estaba previsto y mañana martes se desplazará a Granada para festejar con su familia el gran éxito cosechado.
Lo que está claro, de momento, es que Scott Fernández va a estar unos días alejando del golf para recuperar completamente de la machada física y mental que realizó en la Final del Challenge Tour.
