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El actual número 666 del mundo atrae como siempre las miradas y se juega parte de su credibilidad en dubai

Tiger Woods y la marca de la Bestia

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Tiger Woods, en la cancha de prácticas del Emirates Golf Club en su última participación ene l Dubai Desert Classic.
Tiger Woods, en la cancha de prácticas del Emirates Golf Club en su última participación ene l Dubai Desert Classic.

A Tiger Woods se le siente antes de verlo por la gente que lo rodea a cada minuto. Sea caminando por algún lugar del club de golf, sea pegando bolas en el campo de prácticas. Atisbas el pequeño tumulto y acto seguido lo ves a él.

Cuando está trabajando en el campo de prácticas puede llegar a suceder en algún momento que sólo él pegue mientras los demás miran. Unos descaradamente, otros menos. Tiger es el Número 666 del mundo, pero no es un 666 cualquiera. A día de hoy, en el ranking mundial, estos tres dígitos corresponden más que nunca a la marca de la Bestia…

Ocurre también que algún jugador como Mike Lorenzo Vera se acerque al puesto del californiano, se siente a un lado en la hierba, con toda la discreción posible, y lo apunte con su móvil para llevarse unos vídeos. Y, por supuesto, no falta tampoco el colega que directamente se dirige a él y le pide que le firme el polo y la gorra. Eso es lo que ha hecho hoy, por ejemplo, Marcus Armitage, que está en Dubai como reserva. Este inglés no es ningún chavalín (cumple 30 este año), pero la figura de Tiger trasciende y nos convierte en críos a la mayoría. A Woods, además, a día de hoy, no se le mira ni se le rinde honores como una vieja gloria, de eso nada. Él todavía es considerado como una amenaza admirable (por sus colegas), un ganador en potencia. Sólo hace falta que coja carrerilla, señalan algunos, los más fieles…

El crédito no es infinito, claro. En Dubai se juega parte de la credibilidad, aunque sólo sea una pequeña porción, después de haberse quedado fuera del corte en el Farmers la semana pasada. Ellos, los grandes, en realidad siempre se la están jugando. Y Tiger, más que grande, ha sido (y es) una Bestia. Si su swing tampoco rinde en el Emirates seguro que comenzarán a crepitar los primeros murmullos. Y la prueba no es sencilla, si se confirman los partes de meteorología, porque el viento va a soplar de lo lindo durante las tres primeras rondas y los greenes no son precisamente amigos, por su firmeza.