Tyrrell Hatton (-19) ha ganado de manera inapelable el BMW PGA Championship en Wentworth. Vuelta de 67 golpes este domingo para invalidar cualquier ataque que pudiera venir por delante. Líder de principio a fin.
Sólo el francés Victor Perez (-15) logró inquietarle con un inicio soberbio de ronda. Llegó empatar en el liderato con un parcial de cuatro bajo par en siete hoyos. Imponente. Sin embargo, la respuesta de Hatton fue de campeón. Tres birdies consecutivos entre los hoyos 9 y 11 lo disparaban y el torneo que quedaba visto para sentencia con un birdie sobrenatural en el 15 y el bogey de Perez en el 17.
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Conviene detenerse en ese birdie en el 15. Hatton venía de hacer un bogey doloroso en el 13. Un segundo golpe mágico le permitió salvar la papeleta de una mala salida. Se fue muy a la derecha, muy cerca de la selva, tuvo que dropar sin penalidad para evitar el camino y desde ahí pegó un casi ‘slice’ soberbio. La puso en green y cuando parecía resuelta la papeleta, hizo tres putts. En el hoyo siguiente se le escapó una opción de birdie muy clara, de unos dos metros.
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Parecía que se le ponía cuesta arriba el triunfo y venía el 15, el hoyo más difícil del torneo. Sólo se habían hecho cuatro birdies hoy. Lo jugó de libro, un tirazo tras otro y rubricó un birdie casi definitivo, ya que al mismo tiempo Perez mandaba 20 metros a la derecha su salida en el 17. No sólo no hacía el obligadísimo birdie en este penúltimo par 5, sino que firmaba el bogey. Hatton tomaba tres golpes de ventaja a falta de tres hoyos y con dos pares 5 por delante. Ya no se escaparía.
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Rubricó el triunfo en el 18 con un birdie más, aprovechando un golpe de suerte. Su segundo tiro fue muy malo, tanto que ni siquiera acabó en el agua. La evitó de una manera tan increíble que hasta el propio Hatton se empezó a reír. Increíble que esa bola terminara seca. En cualquier caso, ni siquiera visitando el lago corría peligro el triunfo. Nada que objetar. Se despide de Wentworth con el trofeo de campeón y como el único jugador que ha bajado de 70 golpes cada día. Enorme.
Pero (Jon) sigue y seguirá siendo el Rey
Hatton vuelve a demostrar que es un gourmet de las victorias. Es un excelente jugador, pero no gana tanto como cabría esperar de un golfista de su nivel. Eso sí, todos sus triunfos son de sibarita. Esta es su sexta victoria, tres han sido en Rolex Series (sólo Jon Rahm tiene más), otras dos en St Andrews con el Alfred Dunhill Links Championship y la que nos falta es el Arnold Palmer Invitational, uno de los mejores torneos del PGA Tour. Sabe cuándo y cómo ganar. Su próximo escalón deben ser los WGC y los Grandes. Hay que contar con él, aunque su 2020 de momento ha sido aciago en los Majors. Dos cortes fallados en el US Open y el PGA. Ahí está su siguiente paso.
Aquí también conviene introducir un matiz importante. Es cierto que no gana mucho, pero también se debe a que su calendario es de lo más exigente. Juega muy poco y sólo los mejores torneos del mundo a este y al otro lado del Atlántico. Es muy similar a la organización de sus temporadas que hacen Adam Scott o Tiger Woods, con el añadido de que juega en los dos grandes circuitos.
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Con esta victoria, Hatton se mete en la pelea por ganar la Race to Dubai e ingresará por primera vez en el top 10 mundial, salvo que ocurra algo extraño en el Shriners Hospitals for Children Open esta misma noche.
No ha sido el domingo de los españoles en Wentworth. Todo al revés. Pablo Larrazábal entregó una vuelta de 75 golpes y acabó en el puesto 27º, Adri Arnaus hizo 74 y finalizó 32º y Nacho Elvira, el mejor con 70 golpes, venía desde muy atrás y finalizó 54º.
