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Un esfuerzo agónico y un cartucho desperdiciado

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Greenkeepers trabajan para quitar agua del campo.
Greenkeepers trabajan para quitar agua del campo.

A la 1,30 de esta pasada madrugada del miércoles el Greenkeeper jefe, David Gómez, llegaba al Centro Nacional, a la espera de que dejara de llover y poder organizar un agresivo plan de trabajo. A las 3,30, una vez amaina, unos sesenta operarios, empleados y greenkeepers voluntarios llegados de toda España, están ya trabajando sobre el terreno. La misión no es otra que secar como sea el campo. Se dice pronto, claro, después del jarreo continuo y exasperante que ha chorreado sobre el recorrido madrileño (más de 20 litros por metro cuadrado)…

En el momento de comenzar el Pro Am no quedaba ni un charco a la vista en el Centro Nacional

¿Cómo se seca un campo de madrugada? Pues se hace de la manera más doméstica que pueda imaginarse: con pequeños rodillos y hasta con toallas, cientos de toallas. También con bombas de agua en determinados lugares que están anegados. Calle por calle, green por green, tee por tee, bunker por bunker, atacando cada uno de los charcos y canalizando el agua con esos rodillos hacia las zonas de desagüe. Todas las manos disponibles se distribuyen precisamente en grupos y cada uno de ellos se encarga de una parcela del campo (greenes, bunkers, fairways…) y el caso es que en el momento de comenzar el Pro Am no quedaba ni un solo charco a la vista.

A partir de ahora, Gómez anda ya con los dedos cruzados. Por un lado, esperando que no llueva más, y en este sentido las previsiones daban una tregua durante todo el día de hoy e incluso han mejorado ligeramente las de mañana, día en el que se esperaban aguaceros por la tarde. Y por otro lado, ‘animando’ al viento a que seque todo lo posible las calles para que puedan meter las máquinas a cortar la hierba, ya que con el terreno tan húmedo las cuchillas no sólo no pueden cumplir su función segadora, sino que además destrozan el piso.

Un Spanish-Scottish Open que entrará en calor el fin de semana

Cuando Jon Rahm se subía esta mañana al tee del hoyo 1 a las 9,10 para iniciar su participación en el Pro Am el campo lucía lo mejor que ha podido lucir, teniendo en cuenta que todo iba en contra de los empleados de mantenimiento: ni han tenido tiempo (sólo siete semanas), ni la meteorología ha sido amiga, más bien todo lo contrario, y ni siquiera se ha contado con un presupuesto económico que llegara a paliar de alguna manera estos inconvenientes.

Junto a Rahm marchaban en el partido dirigentes federativos, lo que no es tampoco el escenario deseado por todos, para qué nos vamos a engañar, ni está a la altura del esfuerzo agónico de intendencia. Se ve que no ha sido posible encontrar a algún potencial espónsor a quien el innegable gancho del joven vasco pudiera sumar a la causa. Un cartucho menos.