Inicio Grandes Circuitos DP World Tour Un ganchazo de locura para mantener la dinámica festiva y risueña

Un ganchazo de locura para mantener la dinámica festiva y risueña

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Nacho Elvira esta semana en el Abu Dhabi Golf Club. © Golffile | Eoin Clarke
Nacho Elvira esta semana en el Abu Dhabi Golf Club. © Golffile | Eoin Clarke

Nacho Elvira (-8) seguía hoy erre que erre. Qué sencillo parece a veces el golf cuando se cogen calles y greenes en regulación casi por castigo… Sin embargo, el español hoy retomaba su vuelta sin encontrar el hoyo. Se dejaba una buena opción en el hoyo 9 desde unos dos metros y medio (ayer marcaba su bola, muy larga y en la calle, cuando se suspendía la acción por falta de luz), pero no la metía. Otra en el 10 desde unos tres metros. Nada. Otra más en el 12 desde unos dos metros y medio. Tampoco…

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Y en el 13, como suele ocurrir cuando no se aprovechan las oportunidades, fallaba la salida y además su bola iba a reposar en terreno arenoso y pegada a una moña, ‘bush’ o arbusto, como ustedes prefieran, que bloqueaba la línea a bandera. Desde allí, sin embargo, pegaba el tiro del día, aliado a su talento… Y a la suerte. Necesitaba producir un auténtico ganchazo, apuntando unos veinte metros a la derecha de la bandera, que era la única salida limpia que le dejaba el arbusto, para al menos llevar la bola pasada el green y desde allí tratar de convertir la recuperación…

Rafa y Elvira, en los dos últimos partidos en Abu Dhabi

Hay muchas maneras seguramente de sacar adelante tal situación, porque estos tipos tienen recursos para aburrir, pero solo una entre cien se resuelve del modo como se resolvió: la bola dibujaba obediente el ‘hookazo’ pretendido, pero es que además después del brusco viraje enfilaba directamente al trapo y picaba muy cerca del hoyo, aguantándose además razonablemente bien. Total: magia ‘potagia’ y una nueva opción de birdie desde unos tres o cuatro metros, que tampoco iba a convertir, aunque eso casi era lo de menos después de verse en una situación que incluso podía haber mirado de reojo al doble bogey.

“Ha salido perfecto, pero quien te diga que en esa situación es capaz de tener un control perfecto de la distancia, te está mintiendo”, reconocía el cántabro con la honestidad que lo caracteriza.

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El caso es que Elvira, de uno modo u otro, meta más o menos putts, mantiene viva esa excelente dinámica, tan festiva, tan risueña, que agarraba desde el inicio del torneo, sople el viento (como el jueves, como el viernes) o apenas se deje notar (como en esta sesión madrugadora del sábado). Por eso, y como quiera que de ninguna de las maneras encontraba la cazoleta, en el hoyo siguiente, el 14, iba a embocar un chip de lo más goloso para al fin hacer subir al marcador el primer birdie de la mañana. Qué fácil parece así todo. Luego, además, embocaría un puro de unos siete u ocho metros en el 16 para redondear la tarea y aún fallaría un putt de birdie de metro y medio en el 18, igual que Rafa unos minutos antes, para haberse acercado todavía más a la cabeza.

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El drive, su drive, sigue funcionando a las mil maravillas. Recto y, ojo, muy largo para sus estándares habituales. Y cada vez que se le saca el tema él asiente e inmediatamente busca madera, para tocarla, tanto ha sido lo que ha sufrido con este palo durante los dos últimos años.

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