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Harrington acaba con el maleficio irlandés tras un dramático desempate

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Terminar con una maldición que persigue al golf irlandés desde hace 25 años no es tarea fácil. Padraig Harrington lo vivió ayer en sus carnes. El golfista de Dublin tuvo que sufrir de lo lindo para adjudicarse el Abierto de Irlanda y terminar así con una larga sequía local de cinco lustros. El culpable de tanto sufrimiento tiene nombre y apellidos. Se llama Bradley Dredge, es galés y viene apuntando fuerte desde hace varios años, aunque todavía le falta rematar con un gran triunfo…

Dredge se propuso ponerle las cosas difíciles a Harrington y lo logró, a pesar de que a falta de nueve hoyos y tres golpes de ventaja para el irlandés, pocos apostaban por un final tan igualado.

Pero Harrington hizo más dos en los últimos nueve hoyos, Dredge menos dos y tuvieron que jugar un dramático desempate. Fue una guerra de nervios. Se jugó el 18, un hoyo en el que ambos acababan de firmar el par. Ambos golfistas clavaron la salida. Empezó Dredge y se fue al rough alto de la derecha, huyendo por completo del agua. Harrington hizo lo mismo segundos después. El segundo golpe estaba atado de pies y menos. Desde el rough era imposible llegar a green de dos. El objetivo era acercarse lo más posible al agua que protegía al green frontalmente para dejarse un golpe lo más corto posible. Pero Dredge apuró demasiado y alojó su bola en las barbas que preceden al agua. Tenía un tercer golpe muy complicado. El 'stance' era delicado, inestable. El galés agarró un hierro 7 por la varilla, pero no fue suficiente. Se estrelló contra el talud del lago, mientras que Harrington, que tampoco consiguió dejar la bola en calle con su segundo golpe, pero con una posición mucho más cómoda que su rival, ponía la bola en el antegreen con su tercer impacto. El torneo estaba perdido para Dredge. Pero el galés no quiso entregar la cuchara. Intentó un golpe imposible desde el propio talud del lago, con la bola por debajo de la hierba y agua y debiendo golpear primero al agua. No pudo conseguir el milagro, hizo siete golpes para terminar y Harrington ganó con 5. Fue una pena que Dredge terminara el torneo de esa forma después haber firmado la mejor tarjeta (68) del día para provocar la muerte súbita.

En cuanto a la participación española, el mejor fue Carlos Rodiles. El malagueño terminó con una meritoria tarjeta de 71 golpes, para un total de +5, en décimosegunda posición empatado con otros nueve jugadores. Una pena sus 77 golpes del tercer día. De no haber sido así, Rodiles habría estado de sobra entre los diez primeros en Irlanda. Muy buen fue también la recuperación de Miguel Ángel Jiménez. Remontó 17 puestos el último día, merced a una tarjeta de 70 golpes para un acumulado de +6. Acabó en el puesto 21º. Rafael Cabrera Bello también consiguió bajar del par en la última ronda y terminó con +9 en el puesto 37º, el mismo lugar que Nacho Garrido. El madrileño falló en esta última jornada. Hizo cuatro golpes de más y cayó muchos puestos en la clasificación.