Finalizó con la jornada de individuales el Royal Trophy en el Amata Spring de Bangkok sin que Europa fuera capaz de darle la vuelta a la tortilla con la jornada épica que necesitaba.
El resultado final ha sido un contundente 10-6 para los asiáticos, que debe hacer pensar un poquito a las huestes del Viejo Continente. Una cosa es que este Royal Trophy no tenga el prestigio y la difusión de otros enfrentamientos como la Ryder, y otra cosa es que te apalicen…
En todo caso, los hombres de José María Olazábal buscaron hoy la reacción con determinación. Necesitaban un mínimo de 6,5 puntos de los ocho que había en juego en otros tantos partidos individuales. Hansen, Lawrie y Dougherty dieron emoción a la cosa en los tres primeros partidos ante Ishikawa, Liang y Wi, respectivamente, manteniendo sus opciones de victoria (el primero empataría y los dos siguientes caerían del bando europeo por 3 y 2; y 1 arriba), pero en el cuarto partido las cosas comenzaron a torcerse de verdad, puesto que Marksaeng se ponía siete hoyos arriba en el hoyo 10 ante Pablo Larrazábal, que caía finalmente por 5 y 4.
Wilson (3 y 2) y Edfors (5 y 4) ganaban por detrás a Tanihara y Ho, pero Europa ya necesitaba ganar todos los duelos en juego y los dos últimos partidos se decantaban con claridad a favor de Asia con triunfos de Taniguchi (7 y 6) y Jaidee (5 y 4) sobre Fasth y McGinley.
El capitán europeo, Olazábal, felicitaba al final al rival por su gran juego (sobre todo por su increíble inspiración en los greenes) y dedicaba unas últimas palabras a Severiano Ballesteros, a quien espera ver dentro de un año al frente del equipo europeo para reconquistar el trofeo.
