Azahara Muñoz ha hecho 64 golpes en la segunda jornada del Open de España. Es el récord del campo en Guadalmina Sur y la mejor ronda de golf de su vida. No ha sido la más baja, ya que tiene un 63 (nueve menos) en la tercera ronda del Canadian Pacific de 2014, pero ni siquiera aquella sensacional jornada puede eclipsar al menos ocho de hoy, en casa, rodeada de su gente, con sus padres, sus amigos y cuando no atravesaba precisamente su mejor momento.
Es cierto que Azahara llevaba algunas semanas, concretamente desde el British Open, jugando mejor al golf, recuperando la confianza escalón a escalón, pero aún necesitaba soltar lastre. Tenía que sacar el huracán de golf que lleva dentro y al fin lo ha conseguido hoy. Azahara ha vuelto a sus raíces para recuperar su mejor versión.
No ha sido un año bueno en cuanto al swing. Ha hecho cambios que no han salido bien, ha buscado otros caminos para crecer como jugadora, pero a veces el golf tiene estas cosas, intentas mejorar y acabas en agujero negro del que resulta muy difícil salir. Azahara probó con un entrenador norteamericano de Florida el pasado invierno, pero no funcionó. Después trabajó algunas semanas con Jorge Parada, entrenador de Carlota Ciganda y Suzann Pettersen, y tampoco encontró el camino. Azahara admite que el gurú gallego sabe muchísimo, de hecho a ella le gustaban los cambios que proponía, pero le costaba competir en mitad de temporada. No era el momento. Fueron muchos conceptos, demasiadas cosas nuevas y la madeja se fue liando cada vez más.
Desde el British, Azahara decidió por su cuenta volver a los orígenes de su swing. Es decir, se puso a trabajar en lo mismo que hacía cuando estaba junto a Marcelo Prieto, su entrenador de toda la vida y uno de los responsables de los equipos nacionales de la Federación. Hizo los ejercicios que recordaba y poco a poco fueron encajando las piezas de nuevo. Eso sí, aún no necesitaba un último empujón, y éste llegó de manera espontánea. Fue algo casual.
Azahara llevaba tiempo pensando en llamar de nuevo a Marcelo para trabajar la próxima semana y hablar, por qué no, de volver juntos de una manera regular a partir de la temporada que viene. Sin embargo, se ahorró la llamada. El martes, en la ronda de prácticas, mientras preparaba el golpe en el tee del hoyo 7, vio a Marcelo que andaba de visita por el Open de España y se había parado a mirarla. La malagueña pegó dos bolas, falló las dos y le confesó que se había puesto nerviosa al verle. Quizá por las ganas… Acto seguido le dijo: “de aquí ya no te mueves. Acabas la vuelta conmigo y hablamos…”.
Fue una vuelta a las raíces… Marcelo le recordó que cuando se acelera se le disparan las caderas y suele cometer errores. Es en lo que viene trabajando Azahara en las últimas semanas, en tener más estabilidad en la parte baja del cuerpo, pero todo funciona mejor cuando además de saberlo tú te lo recuerda tu entrenador de siempre. Y el último consejo de aquel día que ha sido clave fue recordar una sensación. “Me dijo que pensara en pegar a la bola a la izquierda y es cierto, cuando mejor le pego es cuando tengo la sensación de pegar a la izquierda”. Mano de santo. El bálsamo de Fierabrás.
La vuelta de 64 golpes de hoy de Azahara ha sido espectacular, y no sólo por esos cinco birdies seguidos entre los hoyos 3 y 7, donde iba levitando por el campo, sino porque todo lo ha hecho bien, las ha dejado muy cerca (ayer también), ha metido buenos putts y ha ido muy tranquila por el campo, segura, confiada de lo que estaba haciendo. Así, se ha metido en la pelea por la victoria. Está a un golpe de Georgia Hall. Por cierto, estos 64 golpes igualan su mejor vuelta de siempre en el Ladies European Tour. La primera y única vez lo había hecho en el Madrid Ladies Masters de Retamares en 2014. Un maravilloso regreso al pasado.
