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Lydia Ko, esa niña prodigio risueña

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– Ni que decir tiene que la joven amateur neozelandesa de origen coreano, Lydia Ko, centra buena parte de la atención esta semana en Hoylake…

Su reciente y sorprendente triunfo en el circuito americano (CN Canadian Open) con tan solo 15 años de edad, récord absoluto de precocidad en un circuito profesional, ha disparado las expectativas y su popularidad. Justo antes, ella ya había ganado el US Open Amateur, así que no se puede llegar pisando más fuerte.

Lydia es una chica risueña y resuelta. Y la primera sensación que traslada es la una cabeza razonablemente bien amueblada para alguien de su edad, así como una imagen de adorable empollona (aunque a día de hoy no va demasiado a la Escuela), con un punto dulce de despiste.

Ayer, entre risas, comentaba de este modo su primer contacto con el Royal Liverpool. “Había mucho viento y en el primer hoyo me fui al rough de la derecha. Después del segundo golpe seguía en el rough de la derecha… Y también después del tercero. Así que, sí, es duro”.

– Michelle Wie también fue niña prodigio en su momento. Todavía no conoce bien a Ko, pero no se corta hablando de ella: “me infunde mucho respeto lo que ha hecho, su victoria y el modo en que la consiguió”. De algún modo, Wie vivió su particular infierno tratando de colmar demasiadas expectativas a una edad muy temprana. Entre otras, la de competir codo con codo junto a los hombres, algo que a día de hoy ya ni se plantea. No se arrepiente de nada “porque todo lo que me ha ocurrido me ha hecho ser como soy, y yo estoy muy agradecida a la vida en general”, explica. Y cuando se le pide un consejo para Ko, asiente y comenta: “le diría que sólo juegue para sí misma, que no juegue para nadie más. Que es tu juego y tu vida y sólo tienes que concentrarte en ti misma y jugar para ti misma”.

– El miércoles ha amanecido gris, ventoso y bastante fresco. Abundan las manoplas y los gorros de lana sobre el recorrido. En fin, lo esperado. “Oh, Dios mío”, clamaba ayer Ai Miyazato, “no he podido coger hoy ni una calle… Mañana será otro día y espero que todo vaya mejor”. Así que hoy va a encontrarse con el mismo panorama, pero de eso se trata, de irse haciendo con la situación, de tomar las riendas del viento en la medida de lo posible. Y de practicar sin desmayo ese ‘punch’…