2 de diciembre de 2012. Marta Martín finaliza en quinta posición el Lacoste Promesas. El prestigioso torneo reunía a José María Olazábal, Miguel Ángel Jiménez y Nacho Garrido como maestros de ceremonias del evento y permitía a golfistas de entre de 14 y 16 años entrenar junto a sus grandes ídolos. Era un sueño para la cantera de la época.
La fase final del torneo se celebraba precisamente en el campo donde se está jugando esta semana La Sella Open. Doce años después, Marta vuelve a sus inicios. Aunque si hay algo que la madrileña recuerda a la perfección es que ese torneo se lo llevó la cántabra Celia Barquín, trágicamente fallecida en un brutal asesinato en Estados Unidos hace ahora seis años.
Entre Celia y ella apenas había seis días de diferencia. Marta nació el 30 de junio de 1996 y Barquín el 6 de julio. Eran amigas, muy amigas, las mejores se consideraban. Estaban muy unidas y todavía se emociona al recordarla. Es nombrar a Celia y Marta se pone a llorar. Intenta arrancar, pero se le entrecorta la voz. Quiere hablar de su amiga, pero los recuerdos se le agolpan y no es fácil ordenarlos. Muchas historias, muchas horas vividas, son seis años sin ella, pero parece que fue ayer.
Poco a poco se recompone. Quiere seguir. Quiere hablar de Celia, aunque haya que hacer de tripas, corazón. «No, no, seguimos, no son lágrimas de pena, son lágrimas de emoción, son buenas. Sabía que esta semana me iba a emocionar más y ha tocado ahora. De algún modo al haber jugado aquí juntas, todo me recuerda un poco más a ella, pero sé que Celia no estaría contenta viendo llorar a su amiga», concluye intentando sacar una sonrisa.
«En aquel momento éramos promesas y aquí estoy yo ahora». Marta es consciente que su golf trasciende y que juega por algo más: «Yo sé que juego por mí, pero llevo su funda y ahí la veo todos los días, es un sueño que teníamos juntas desde pequeñas. Esta semana es muy especial, jugando en casa y con el aniversario tan reciente». De algún modo, donde vaya Marta allí está Celia.
Fernando, el padre de Marta, rememora cómo la cántabra tuvo que jugar con un putter prestado porque el suyo se lo habían robado poco antes de empezar aquel Lacoste Promesas de 2012. Se le entrecortan también las palabras al hacer memoria de aquel torneo.
Marta se saca de la chistera una sonrisa que le llena la cara: «Aunque esté llorando, mis recuerdos con ella son súper positivos, me entristece no estar con ella, pero son lágrimas de felicidad por haber tenido una gran amiga dela que guardo recuerdos muy alegres, es con lo que hay que quedarse y en lo que ella querría que nos centráramos. Tenía un auténtico don para hacer sonreír a la gente».
Cuando se le pregunta por un recuerdo golfístico, Marta abre los ojos de para en par y no duda: «Pues justo se lo comentaba a Gabi, mi caddie, hace un rato. Es increíble la capacidad que tenía para jugar muchísimos hoyos con el driver, era su palo favorito. Llegábamos a un tee y yo le decía que había que jugar un híbrido y ella me decía sonriendo: ‘No, no, yo driver’ y yo le rebatía, ‘pero cómo que driver Celia y ella se reafirmaba: sí, sí, bajo un poco el tee, la pego cortadita y ya está’. Era capaz de hacer 220 metros o 170 le daba igual. Esta semana me he acordado mucho de ella también por eso».
Entre la inspiración de Celia y el gran juego, la realidad es que Marta Martín lo está haciendo muy bien en estos primeros 36 hoyos de torneo. Sólo dos hoyos malditos, 16 y 17, le impiden salir este sábado en los puestos más destacados. En estos momentos se encuentra (-3) a tan sólo cuatro golpes de la cabeza.
Tras su victoria en la República Checa, la madrileña está jugando muy suelta. Tanto es así que ha disputado los dos primeros Majors de su carrera y ha superado el corte en ambos. Marta atraviesa un momento dulce tras haber bajado al barro hace únicamente un año, a las profundidades del LET Access Series. Sólo ella sabe lo que le ha costado llegar hasta aquí. La española tiene claro que este fin de semana, por ella misma y por Celia, lo que toca es disfrutar y sonreír cumpliendo el sueño que hace doce años imaginaron juntas en este mismo campo.
