Virginia Espejo, 24 años, causó sensación en la pasada Escuela del Ladies European Tour…
La joven jugadora madrileña no sólo se sacó la tarjeta con solvencia, sino que llegó incluso a liderar la Final. Era la primera vez que jugaba la Escuela y éxito al bolsillo. Además, apenas tres días antes de viajar a Marruecos estuvo 72 horas sin poder moverse por un problema en la rótula. Creyó incluso que no podría jugar. Pero se puso en manos del presidente de la Federación Madrileña, el traumatólogo Ignacio Guerras, y pudo desplazarse y participar.
Esta última anécdota no es más que un ejemplo del sacrificio y la constancia que han jalonado la carrera de esta licenciada en Matemáticas por la universidad de Southern Mississippi, que no consiguió brillar con luz propia en su etapa amateur, pero que ha llegado al mundo profesional tremendamente preparada gracias a su tesón y su amor por el juego.
Hablamos con Freddy Lilly, uno de los entrenadores que más está haciendo por la cantera española. Conoce perfectamente a Virginia, pues trabajó con ella durante muchos años antes de entrenar con el grupo de Pepín Rivero. Lilly nos desvela las claves de su éxito.
– Virginia parece un caso atípico. No tiene una carrera como amateur brillante y, sin embargo, ha conseguido a la primera la tarjeta del Ladies European Tour, ¿cómo puede explicarse una evolución tan buena y rápida?
Bueno, rápida no ha sido, y tampoco un camino de rosas, ella mejor que nadie lo sabe. Se podría decir que es un premio al esfuerzo y la constancia. Siempre le ha gustado mucho el golf y tenía claro dónde quería llegar. Ha pasado por EE.UU. y le ha hecho madurar como persona, aparte de sacar una carrera que al fin y al cabo es lo importante. ¡Desde luego tiene mucho mérito lo que ha conseguido!
– ¿Cuáles dirías que son las virtudes principales de Virginia?
Virginia siempre ha sido alegre y luchadora, pero sobretodo dispuesta. Se ha formado en la Escuela del Golf La Dehesa donde por suerte coincidió con un grupo de chavales a los que el golf les gustaba mucho. Fue una generación que se enganchó, entre ellos también estaban Antonio Hortal y Mariana Macías.
Virginia es una chica muy trabajadora, le gusta mucho el golf y lo vive. Ahora, aunque haya dejado la escuela, sigue dispuesta a ayudar y colaborar con los más pequeños, viene a algún torneo, juega con ellos. Les impresiona dando esos drivers larguísimos que ella sabe dar. Lo que más me gusta, su naturalidad, no ha cambiado nada.
– ¿Qué pensaste la primera vez que viste jugar o dar bolas a Virginia? ¿Con qué edad?
No recuerdo exactamente la fecha, pero sé que llegó con su hermano Jorge a la escuela y como cualquier alumno comenzó en las clases de iniciación, luego pasó a las de perfeccionamiento y más tarde pasó al equipo. Como lo hacen todos. Una alumna más, que le pegaba muy fuerte a la bola, eso sí.
– ¿Qué anécdota que hayas vivido con ella dirías que define el carácter de Virginia?
Cuando ella empezaba a destacar y a impresionar por su juego, en un torneo en el club de golf de la Herrería se tuvo que autodescalificar. Resulta que yo estaba por el campo viendo a los jugadores de la Dehesa y en el hoyo 15, par 5, vi a Virginia chipear, muy cerca de green y hacer 3 putts. Supuse que estaba de 2 golpes en antegreen, chip y 3 putts sumaban 6 golpes. Al acabar, repasando la vuelta, me comentó que si me había gustado el 5 que había hecho en el hoyo 15 y yo le contesté que eran 6, y que tenía 2 opciones: recoger la copa o buscar la tarjeta revisarla y descalificarse. Gracias a dios opto por la segunda opción. Se puso a llorar como una magdalena. Pienso que la decisión fue dura, pero fue una gran decisión. Tardó en remontar el vuelo, pero remontó. Creo que la gente se preocupa demasiado por los resultados, clasificaciones, ránkings, etc, a tan temprana edad.
También recuerdo una vez que le dije que si quieres entrenar y te gusta el golf, mañana te quiero aquí a las 6.00 h de la mañana. Al día siguiente, en pleno invierno y con mucho frío, no pudimos jugar, así que nos dedicamos a buscar bolas en un barranco y aguantó como una campeona y con sonrisa de oreja a oreja. Siempre estaba dispuesta a lo que fuera en el club.
– De esta Escuela están saliendo jugadores buenos, ¿no?
Para todo el equipo que estamos trabajando es un orgullo, nos lo tomamos como una filosofía de vida. Es muy importante el trabajo en equipo, en grupos, para engancharte y en este deporte siendo pequeño más todavía. A ninguno le inculcamos el ser número uno o el profesionalismo, todo lo contrario, tienen que ser ellos los que lo decidan. Es importante que los chavales vayan descubriendo su camino por sí solos. Primero está el DEPORTE y luego cada uno de ellos, va definiendo hasta dónde quiere llevar su swing.
– ¿Cómo crees que puede ser la carrera profesional de Virgina, hasta dónde puede llegar?
Esto es imposible de predecir, Virginia es hormiga trabajadora, tiene que seguir así, los resultados llegarán luego. Ante todo está el trabajo, con trabajo e ILUSIÓN se puede llegar muy lejos, y parece que el equipo con el que trabaja hoy en día está dando sus frutos. Enhorabuena a ellos también. Nosotros hemos hecho lo creemos que tenemos que hacer para enfocar a una jugadora hacia el cariño por un deporte.
– Parece que su caso podría ser un ejemplo para aquellos que tiran la toalla antes de tiempo… ¿cómo podría transmitirse un valor de este calibre?
Esto es un claro ejemplo de que no hay que tener prisa y ser muy constante y trabajador en este deporte. Nada es fácil, la victoria es sólo para uno. TRABAJO, TRABAJO y TRABAJO, es la única manera.
– Virginia ha estudiado Matemáticas, ¿de qué manera crees que pueden ayudarle para el golf?
Para contarlas y sumarlas, aunque también hay que contar con la firma. ¡Me imagino! ¡Ojalá sume victorias y multiplique éxitos! Bueno hay jugadores que utilizan más sus sensaciones y otros sus números en los entrenamientos. Yo creo que sabiendo utilizar los números, se puede sacar provecho de ellos.
– Y sobre su juego: ¿cuál es su principal potencial y dónde radica su mayor margen de mejora?
Aunque es una gran pegadora, todavía tiene que controlar más el vuelo de la bola, cuanto más pegas, más tiempo está la bola en el aire. Seguí su vuelta por internet y hubo un momento que se colocó a tan sólo 2 golpes de no entrar entre las 30 primeras y todavía quedaban 6 hoyos por jugar, pero 2 de ellos eran pares 5. Y claro, 2 birdies le devolvieron a una posición más relajada. Quiero decir que su pegada le sirvió para algo… Yo pienso que es en su golpe corto donde más hincapié tiene que hacer, en los golpes de aproximación, pero para eso está su equipo de profesores y como ya he dicho antes enhorabuena para ellos también.
La pequeña que soñaba con el golf en la playa y se sacó la tarjeta del Ladies European Tour (Galería de imágenes)
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