Este domingo culminó la larga y dura escuela del LPGA Tour. Se celebró la octava y última ronda de las LPGA Q Series, una maratón de golf que ha tenido lugar en Alabama y que ha terminado con 45 nuevas jugadoras con categoría del circuito americano. Un tercio de ellas, como es lógico, ha nacido en Estados Unidos y también hay mucha asiática, sin embargo esta semana debe servir también para subir la autoestima del Ladies European Tour.
Entre las 25 primeras, que son las que más o menos van a poder jugarlo todo, se han colado Atthaya Thitikul, tercera, Emily Pedersen, Stephanie Kyriacou y Saana Nuutinen, tres de las cinco primeras de la Race to Costa del Sol (Pedersen no acabó arriba porque no jugó mucho). Es un éxito absoluto. Estos tres nombres, más Olivia Cowan, que también acabó entre las cinco primeras en la Race y que esta semana ha sido 26ª, son la mejor carta de presentación para atraer a las mejores jugadoras jóvenes del mundo.
En su día el Ladies European Tour ya fue el mejor trampolín para saltar al LPGA Tour, sin embargo con la crisis enorme que vivió el circuito en los últimos años pasó a un segundo plano y perdió terreno respecto, por ejemplo, el Symetra Tour. Ahora vuelve a subirse a la cresta de la ola y demuestra de nuevo que puede ser un vaso comunicante idóneo para llegar al Olimpo del golf femenino.
Mucho más si tenemos en cuenta que en breve, ya veremos si para 2022 o 2023, habrá una clasificación directa del Ladies European Tour al LPGA. Es decir, habrá un número de tarjetas reservadas en Estados Unidos para las mejores del circuito europeo. Eso sólo va a alimentar más y más el efecto llamada para la buenas golfistas asiáticas, tipo Thitikul, y para las mejores europeas. En los últimos años ninguna se planteaba pasar por el LET, pero ahora se puede convertir en el mejor vivero de la élite.
La sensacional sintonía que existe ahora mismo entre el LPGA y el LET, más allá del acuerdo que tienen suscrito, proporciona aún más fuerza a esta realidad. Por eso, la final de la Escuela del Ladies European Tour, que se juega esta semana, cobra más importancia que nunca en los últimos tiempos. Tener la tarjeta del LET ha dejado de ser una pérdida de tiempo para convertirse en una manera sensacional de ganarse la vida y dar el salto a las grandes ligas del LPGA.
