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Las dos caras de Carnoustie

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Tiger, de prácticas el lunes
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Ángel Cabrera, de prácticas el lunes

 

Carnoustie no se ha hecho esperar. Desde el primer día ha enseñado a los jugadores cuáles son sus poderes, sus misterios, sus encantos… Cómo en apenas media hora puedes pasar de dar un golpe contra viento y bajo una lluvia torrencial a hacerlo con un sol primaveral. Tiger no pudo usar el paraguas porque se lo llevaba el viento y tuvo que quitarse el guante porque ya no sentía el dedo anular….

El número 1 del mundo había salido por la mañana, de los primeros. Stenson, que salió a dar bolas por la tarde, no sabía que marca de gafas de sol colocarse. Así es Carnoustie, un bonito osito de peluche cuando está el sol en todo lo alto y las ramas de los árboles quietas y una fiera implacable cuando aparece el viento y la lluvia.

Que le pregunten, si no, a Tiger Woods. Ocurrió en el hoyo 14, un par 5 de 463 metros. Normalmente, Tiger llegaría a green de dos golpes con una cierta tranquilidad. El lunes, en su ronda de prácticas, salió con el driver a calle, luego tiró un hierro 2, la bola se quedó en el rough y aún necesitó un hierro 4 para dejarla en green, aún lejos eso sí de la bandera. El propio Tiger no daba crédito. Había hecho con el hierro 4 algo menos de 110 metros.

Pero no queda aquí el asunto. En el hoyo 16, un par 3 de 200 metros, Woods celebró como si hubiera ganado el British cuando vio que su bola alcanzaba el green. Necesitó el driver para conseguirlo.

Mickelson, que llegó por la tarde a Carnoustie, se dejó ver en pantalón corto.

Así funciona la madre naturaleza en Carnoustie. Prepárense para el espectáculo. "Nunca sabes lo que te puede pasar aquí", aseguraba Tiger tras su ronda de prácticas.