
A las siete y media de la mañana ha dado comienzo la 136ª edición del Open Británico. Ha empezado como se esperaba. El tiempo anda inestable. Sopla viento, aunque no está condicionando el juego, y unas amenazantes nubes anuncian que todo puede cambiar en cuestión de minutos. Tiger Woods, el gran favorito, ya está en el campo.
Y, por ahora, estamos viendo al Tiger de los 'grandes': muy seguro desde el tee, dejándose opciones de birdie casi en cada hoyo, jugando por debajo del par del campo desde muy pronto y con un juego muy estable. De hecho, el número 1 del mundo marcha líder cuando acaba de cumplirse el primer tercio de su recorrido. Lleva -3 en seis hoyos, incluido un eagle en el 6, hoyo en el que se encuentra (no se lo pierdan en Golf +) el llamado corredor de Ben Hogan. También está con -3 K.J. Choi, aunque el coreano ya avanza por el hoyo 12.
Claro que es una temeridad hablar de lo que puede pasar en Carnoustie en las próximas horas. De momento, meteorológicamente hablando, lo que más está perjudicando a los jugadores es el frío. Todos, bueno salvo Poulter que siempre va al margen en esto del vestir, están bastante abrigados. Incluso, Tiger está utilizando unas manoplas entre hoyo y hoyo para calentarse las manos. Ya saben que uno de los aspectos que más preocupa a los golfistas es el frío en las manos, por el peligro de perder las sensaciones con el palo.
Durante la noche de ayer estuvo lloviendo bastante sobre Carnoustie. Esto ha impedido ver imágenes como las del año pasado en Hoylake, con las bolas botando y botando y ganando metros a rabiar en las calles tras los golpes desde el tee de salida. Eso sí, los greenes están algo más permisivos y receptivos.
Hay un aspecto que conviene destacar, desde el primer jugador que ha golpeado una bola en el tee del 1 hasta el último van a pasar unas diez horas. Esto, climatológicamente hablando, en Carnoustie es mucho tiempo…
Estamos ante la lotería del cielo. Ahora mismo está bien, pero ¿qué pasará cuando salgan Sergio García (15:42) y Miguel Ángel Jiménez (14:42)? Esperemos que las nubes se comporten y, sobre todo, que no aparezca el viento, siempre temible en el Open Británico.