Durante nada menos que 12 años, Anthony Kim, un talento precoz a quien se llegó a colgar el cartel de heredero de Tiger Woods después de dos triunfos y un meteórico ascenso en el ranking mundial, desapareció por completo de la escena pública. Nada se supo de él, apenas aparecieron algunas fotos filtradas, ni dio explicaciones sobre los motivos por los que había decidido aparcar su carrera profesional.
Al parecer, una sucesión de lesiones graves le afectaron. Pero a principios de este año, de manera sorprendente, decidió regresar a la competición disputando un evento de LIV Golf, en Jeddah, Arabia Saudí. Ahora, por primera vez en todo este tiempo, se sincera en una entrevista con David Feherty, el comentarista habitual de la gira saudí, desvelando que algunas de las personas de las que se rodeó en su momento le pasaron factura.
«No voy a mentir, estuve rodeado de mala gente», asegura. «Gente que se aprovechó de mí. Estafadores. Y cuando tienes 24 ó 25 años, o incluso 30, no te das cuenta de las serpientes que viven bajo tu techo», añadió. Y Kim, sin duda, sabía lo que era convivir con animales, porque durante mucho tiempo tuvo en su casa seis perros y dos monos, en una etapa en la que apenas pisaba la calle y dedicaba su tiempo a ver realities en TV.
Kim desconectó de la mayoría de la gente que le rodeaba, se sometió a varias operaciones en el tendón de Aquiles y en un hombro, así como a cirugías en una mano y una fusión espinal. Unos problemas físicos que le lastraron. «El golf es importante para mí y al mismo tiempo no lo es. He tenido momentos muy oscuros, muy bajos. Me he sentido muy solo, incluso teniendo un millón de personas alrededor. Necesitaba aclarar mis ideas y averiguar cuál era mi propósito en este mundo», se sincera.
Kim asegura que tuvo propuestas para volver al PGA Tour antes de decidir unirse a LIV Golf. Y en su regreso, a los 38 años de edad, tuvo que conformarse con un resultado de 16 sobre par, terminando último de la clasificación. Aun así, se mostró «animado» por su regreso y espera ir regresando poco a poco a la normalidad, después de haber sido padre y volver a interesarse por el deporte.
«Tengo una relación interesante con el golf. Creo que nunca me ha gustado. Lo que me resulta muy extraño ahora mismo es que me estoy enamorando de este deporte», señala. «Es un momento muy extraño para mí porque el golf estaba lleno de presión, el golf estaba lleno de muchas emociones diferentes para mí, porque mi familia tuvo que pasar por muchas cosas para darme esta oportunidad de jugar al golf. Así que con esa presión añadida, estaba dispuesto a arriesgar mucho más. Esa era mi naturaleza. Era agresivo en el campo de golf, era agresivo fuera del campo de golf. Y eso me llevó a la ruina», finalizó.
