Talor Gooch (-12) ha ganado el primer torneo de LIV Golf disputado en tierras españolas, en Valderrama para ser más exactos, después de embocar un putt decisivo de birdie en el hoyo 18 desde unos siete metros y firmar así una última tarjeta de 67 golpes.
Puede que el nombre de este jugador no ‘venda’ tanto como otros. No, por ejemplo, como los de Brooks Koepka (-9) o Bryson DeChambeau (-11), los dos compañeros del ganador en el partido estelar de la tercera y definitiva ronda. Sin embargo, decir a día de hoy que Talor Gooch ha ganado es como decir que lo ha hecho el mejor. En LIV Golf, claro. Porque el de Oklahoma acaba de sumar su tercera victoria en este circuito en poco más de dos meses. Destila confianza. Y su juego, ya antes de incorporarse al proyecto saudí, era de los más consistentes en la primera línea del golf mundial. En el PGA Tour sólo había ganado un torneo, pero aquella falta de punch, casi siempre compensada por un notable número de excelentes resultados, se ve hoy multiplicada en su nuevo hábitat.
¿Será capaz Zach Johnson, capitán de la Ryder estadounidense, de tenerlo siquiera en cuenta a la hora de realizar las seis elecciones a dedo pertinentes? Hasta la fecha se había mostrado tibio ante la idea, por no decir más bien frío. Aunque puede que el nuevo orden del golf mundial varíe sensiblemente su manera de pensar y proceder. Él, Gooch, esta semana se ha reivindicado. Esas tres tarjetas de 69, 65 y 67 en Valderrama son, por ejemplo, un nuevo aval a tener en cuenta.
Sea como sea, Gooch no ve el momento (es un decir) de que dicho nuevo orden del golf cristalice de una maldita vez y, entre otras cosas, los torneos de LIV comiencen a contar de nuevo para el ranking mundial, porque al margen del nivel que uno estime que de verdad tienen estos torneos a 54 hoyos, lo que parece incuestionable es que Gooch es ahora mismo uno de los jugadores más fiables del planeta. Todo el mundo tranquilo: de aquí a un año, seguramente bastante antes, se encontrará la manera de darle puntos a estos torneos, aunque por desgracia para Gooch no se contempla seriamente la posibilidad de que vaya a hacerse con efecto retroactivo.
El desenlace final del torneo, por cierto, ha sido muy interesante. En los últimos nueve hoyos el asunto parecía ser ya un mano a mano entre Gooch y DeChambeau, con un Koepka siempre alerta y dispuesto al zarpazo en una segunda línea. En el 17, el mítico par 5 de Valderrama, DeChambeau fallaba la salida y parecía perder pie, pero un magnífico golpe desde el desnivel del flanco izquierdo del hoyo, tan visitado, igualaba las fuerzas, tanto que ambos jugadores, Talor y Bryson, se anotaban el birdie y salían empatados al 18. Un nuevo error en la salida de DeChambeau volvía a abrirle la puerta a Gooch, que no obstante se aseguraba el birdie con un fantástico purito final y cerraba las puertas del desempate.
