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Los cuatro Truenos de la Armada en 2018 (y 47 relámpagos): Rahm y aquellos nueve días bestiales de abril

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Jon Rahm en el Masters de Augusta 2018. © Masters de Augusta
Jon Rahm en el Masters de Augusta 2018. © Masters de Augusta

(Tengolf destaca los cuatro momentazos de la Armada española en 2018, las cuatro grandes historias deportivas de nuestros jugadores y, acto seguido, en un quinto reportaje, subraya otros 47 fogonazos, relámpagos, más que nada por la forma de contarlos y agruparlos, de modo telegráfico, yendo al grano, que también deben tenerse cuenta y hablan de la salud del deporte de los catorce palos en nuestro país al más alto nivel profesional y amateur).

Jon Rahm abrió su participación en el Masters de Augusta 2018 un jueves 5 de abril con un insuficiente y lacerante resultado de 75 golpes en la primera jornada. Había preparado el primer Grande del año con un mimo especial, atando todos los cabos, cuidando cada detalle en base a su experiencia de novato de 2017 y una puñetera primera ronda en el coloso de Georgia, en la que pagó muy caro cada error y se dejó unas cuantas opciones por el camino, lo dejaba en el puesto 55º, tocado y casi hundido: se había quedado a nueve golpes del líder (Jordan Spieth en ese momento) y a siete de tipos como Finau y Kuchar, a seis de otros monstruitos como Reed, McIlroy, Stenson o Cabrera Bello y a cinco de un tal Fowler y un tal Mickelson. Demasiada diferencia y demasiado peso pesado por delante como para aspirar ya a nada destacado aquella semana…

Jon Rahm durante la tercera ronda del Masters de Augusta 2018. © Masters de Augusta
Jon Rahm durante la tercera ronda del Masters de Augusta 2018. © Masters de Augusta

Entonces, se abrió la caja de los truenos.

El viernes 6 de abril el jugador vasco ponía en marcha un rodillo devastador que no iba a ceder ni un palmo de terreno durante nueve días de júbilo para el golf español, los que van desde aquella fecha al domingo 15 de abril, cuando se proclamaba ganador del Open de España, en la semana inmediatamente posterior. Iba a cerrar el Masters con vueltas de 68, 65 y 69 golpes, para un parcial de -14, de largo el mejor del torneo en las tres últimas vueltas, por delante del firmado por el ganador, Patrick Reed, y Rickie Fowler, que acumularon un total de -12 en los últimos 54 hoyos.

El esfuerzo le iba a llegar, incluso, para postularse como aspirante al triunfo en la recta final del domingo, pero un bogey en el hoyo 15, par 5, tras irse al agua tratando de cazar el green con el segundo tiro, lo alejaba del reducido grupo de candidatos.

Jon Rahm en el Augusta National. © Masters de Augusta
Jon Rahm en el Augusta National. © Masters de Augusta

Jon y su caddie, Adam Hayes, desde el flanco derecho de la calle del 15 y a 197 metros de la bandera, tuvieron que decidir en aquella encrucijada entre pegar un hierro 6 fuerte o un hierro 5 al fade; eligieron la primera opción y el disparo a las nubes, que el de Barrika sintió en sus manos poco menos que perfecto, se quedaba a lo sumo un metro corto. Nunca sabremos qué hubiera pasado de haber pegado el hierro 5 al fade, pero en cualquier caso ambas estrategias buscaban el mismo objetivo, un eagle que revolucionara la tabla y, visto el resultado del golpe, no se puede hablar de un error, de un patinazo en la hora de la verdad o de un exceso de presión paralizante, sino más bien de la raquítica línea que separa el éxito del drama.  En fin, por otro lado, poco drama hay en un cuarto puesto final en Augusta, viniendo de donde venía tras la primera ronda.

Jon Rahm en la ronda final en el Centro Nacional. © Golffile | Thos Caffrey
Jon Rahm en la ronda final en el Centro Nacional. © Golffile | Thos Caffrey

A aquellas vueltas de 68, 65 y 69 en Augusta siguieron cuatro rondas sobresalientes en el Centro Nacional madrileño, durante el Open de España, cuatro días después del cierre en el Masters. Fueron rondas de 67, 68, 66 y 67 en un campo que, obviamente, nada tenía que ver con el anterior, pero en el que este tipo de resultados no se regalan. La prueba es que le sirvieron para llevarse con autoridad el Open de España y cerrar un parcial de -34 en las últimas siete rondas seguidas de competición, con una media de otro planeta de 67,14 golpes, mucho más cuando tres de ellas se han firmado en un recorrido con la dificultad y el aura del Augusta National. Insistimos en todo caso: aquel que crea que las rondas de 67 se regalan en el Centro Nacional, en un torneo de alta competición, es que todavía no se ha enterado de que va la historia, dicho con el mayor de los respetos, pero con toda la intención.

Jon Rahm con el trofeo de ganador del Open de España 2018. © Golffile | Thos Caffrey
Jon Rahm con el trofeo de ganador del Open de España 2018. © Golffile | Thos Caffrey

El gran mérito (e incluso el gran misterio) de estos nueve días de tormenta perfecta de abril, radica en la capacidad mostrada por Jon para ignorar, primero, el palo de aquel jueves negro en el Masters, hasta el punto de igualar el mejor registro histórico de un jugador español en Augusta (65 golpes en la vuelta del sábado); y, segundo, para superar el desgaste físico y emocional sufrido en el precipitado ‘trasvase’ de Estados Unidos a España. Sin embargo, el mismo martes 10 de abril, recién llegado el jugador a Madrid, pudimos comprobar (por lo que nos dijo, por lo que se vio) que había una persona que ya creía más que nadie en las posibilidades de victoria de Rahm en el Open de España… Y no era otro que el propio Jon Rahm.