Carlota Ciganda se encuentra ya en plena fase de recuperación después de haber dado positivo en COVID-19. La golfista navarra comenzó a sentir síntomas el pasado jueves 25 de junio y no tardó en darse cuenta de que había sido cazada por el virus en este violento brote que está sacudiendo a Estados Unidos en los últimos días. Desde entonces, se encuentra en autoaislamiento en su apartamento de Scottsdale, muy cerca de su antigua Universidad de Arizona State, a la espera de hacerse una nueva prueba para saber si ya ha dejado atrás el coronavirus.
«No sé muy bien cómo he podido cogerlo. Llevo tres meses sin salir a cenar fuera de casa y el mayor grupo de personas con el que he estado ha sido de cuatro. Es cierto que he jugado al golf y es posible que haya sido alguno de esos días, pero desde luego es mala suerte. Apenas he salido para jugar y hacer la compra en el supermercado», asegura a Ten Golf la golfista de Ulzama. Los primeros días con la enfermedad no fueron fáciles. «Se pasa mal. Yo supe pronto que era el coronavirus porque me empecé a sentir muy mal, con dolores en los brazos, cuello, cabeza… Comencé a tener fiebre todas las noches, apenas podía dormir y, además, la pulsera Whoop que llevo, registraba valores extraños en el baremo de respiraciones por minuto. No me hacía mucha falta comprobarlo, pero fui al médico y efectivamente di positivo en la prueba», explica.
El Memorial da marcha atrás y finalmente se jugará sin público
Carlota lo ha comunicado al LPGA Tour y ha estado en contacto permanente con el médico de los Phoenix Suns y un experto epidemiólogo de Navarra que ha sido siguiendo la evolución a distancia. En ningún momento ha requerido hospitalización, ya que los valores de saturación de oxígeno han sido siempre normales. «Los primeros días estuve bastante hecha polvo, pero ahora mismo me encuentro mucho mejor. De hecho, yo creo que podría ir al campo a dar bolas sin problemas, o al gimnasio», asegura.
Obviamente, de momento no puede salir de su casa. El próximo jueves se cumplirán los 15 días que marca el protocolo y después, probablemente el fin de semana, se hará un nuevo test para comprobar si ya da negativo y puede recuperar su vida normal. Carlota comparte apartamento en Arizona con su novio James, quien de momento se ha mostrado totalmente asintomático, motivo por el que los médicos han decidido que no merece la pena que se haga la prueba, al menos hasta el próximo fin de semana para ver si los dos dan negativo.
En tres semanas regresa oficialmente el LPGA Tour
La principal preocupación de Carlota, una vez superados los primeros días en los que se sintió mal, es llegar a tiempo para el debut del LPGA Tour. El primer torneo está previsto del 31 de julio al 2 de agosto en Ohio, es decir, dentro de tres semanas. Para poder jugarlo tiene que dar negativo en la prueba de COVID-19 como máximo cuatro días antes de viajar al torneo, de lo contrario no podría viajar. También quiere dar negativo cuanto antes para poder entrenar y preparar mejor el regreso a la competición. Ahora sólo queda cruzar los dedos y esperar que el virus se haya ido ya definitivamente del cuerpo de la navarra para que pueda recuperar la normalidad. El LPGA le ha mostrado todo su apoyo y se ha puesto a su servicio para lo que necesite.
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