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Paula Creamer recibe una exención de la USGA para jugar el US Women’s Open

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Paula Creamer © Golffile | Ken Murray
Paula Creamer © Golffile | Ken Murray

Paula Creamer visitó por primera vez el Olympic Club en 1998. Acompañada por sus padres, con apenas 11 años de edad, presenció en directo la última ronda del US Women’s Open. Se llevó de recuerdo un paraguas con la bandera estadounidense y el deseo de, algún día, ser una de las participantes. Años más tarde, no sólo alcanzó ese sueño, sino que se convirtió en campeona…

La Pantera Rosa, como se apoda desde muy joven, ganó el famoso major del golf femenino en 2010, logrando una exención para seguir disputándolo los 10 años siguientes. La pasada temporada, decidió no participar en la edición celebrada en el Champions Golf Club de Texas por la pandemia. Pero en este 2021, Paula está de vuelta…

La USGA anunció este lunes que Creamer, 10 veces ganadora en el LPGA Tour, ha recibido una exención especial para disputar la 76ª edición del torneo, programado del 3 al 6 de junio en el famoso Olympic Club de San Francisco, donde vivió por primera vez de cerca el mundo del golf, a pocos kilómetros de Pleasaton, California, donde se crió.

 

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«Es mi casa», dijo Paula nada más conocer que podrá jugar el torneo. «Siempre lo será, no importa dónde haya vivido más tiempo. Siempre que me anuncian en el tee del 1, soy Paula Creamer, de Pleasaton, California. Y siempre que represento a Estados Unidos, mi bandera es California. Soy una chica ‘cali’ y eso no cambiará aunque ahora viva en Orlando«, insistió.

Paula, que no compite en la gira desde octubre de 2019, disputará a finales de este mes el Pure Silk Championship en Kingsmill, un torneo que le servirá como preparación para el US Women’s Open. Allí podrá medir su juego y su estado físico, después de muchos años con molestias en un dedo pulgar que le impedía competir con normalidad y que le obligó incluso a pasar por el quirófano.

«En 2017, después de la cirugía, volví pronto y me sentí bien, pero creo que presioné demasiado. Fue un error con el que tendré que vivir el resto de mi vida. No fue la mejor decisión, pero soy una luchadora», explicó Creamer, que planea competir también la semana siguiente en el lago Merced y que ha vuelto a trabajar con su entrenador de toda la vida, David Whelan.

 

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Con sus muñecas ofreciéndole buenas sensaciones, puede conseguir un swing más fluido y veloz para golpear la bola sin miedo. «Hemos tenido que trabajar mucho en el agarre. Siempre me ha costado que mi mano derecha esté más arriba porque la izquierda no se asienta tan bien el palo tras la cirugía de mi dedo pulgar. Tengo tanto tejido cicatricial ahí que es difícil poner mi mano derecha encima», explica.

Paula vive ahora al lado del campo de prácticas de Isleworth, donde pasa días enteros entrenándose. Eso sí, convencida de que su regreso a la gira se produciría antes o despuás: «Incluso cuando no estaba jugando, siempre lo pensaba, si iba a pegar bolas, si debía hacer esto o lo otro… pero cada vez que salgo por la puerta y me pongo los zapatos de golf, lo disfruto. Me encanta lo que hago».