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Una cuestión de dolor

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Inbee Park conquista su quinto grande en un desenlace inesperado; Muñoz finaliza cuarta

Inbee Park celebra puño en alto la victoria en el Wegmans LPGA Championship, segunda consecutiva, su quinto major, el cuarto de su cuenta de los últimos nueve que se han disputado. Es una celebración contenida, como todo en Park. Todo menos su golf, que es exuberante. Al mismo tiempo, Brittany Lincicome llora desconsolada en los brazos de su amiga, compañera y homónima Brittany Lang.

Lincicome acaba de perder un grande en el desempate. Se le ha escapado entre los dedos. Y como si no doliera suficiente, resulta que lo ha perdido en dos ocasiones. Primero en el hoyo 18, tripateando desde el collarín, a no más de ocho metros de la bandera. Era su hoyo 72, le valía el par, pero la presión se agarró a su putter como una lapa y apenas pegó a la bola. Se quedó muy corta y falló el siguiente desde algo más de dos metros.

Acto seguido volvió a perder el torneo en el desempate. Increíblemente, la bola se le quedó prácticamente en el mismo sitio que en el hoyo 72. Parecía una especie de redención. Pero no, fue un ensañamiento cruel. Esta vez no pateó desde el collarín, aprochó, no estaba por la labor de quedarse corta… y, claro, se pasó. Tenía algo menos de dos metros para par. Y volvió a fallar…

Park no lo hizo. Así se las gastan las Números Uno. Ganó el Wegmans dos veces. Primero metiendo un putt de casi cinco metros en el hoyo 72 para par, tras ejecutar un approach pobre desde el rough. Putt de killer. Ahí no podía saber que iba a ganar, pero estaba segura de que cualquier opción pasaba por meterla.

Volvió a ganar en el desempate, después de firmar un par casi rutinario. Su segundo golpe fue fantástico de línea, pasó cerca de la bandera, pero se marchó al rough del fondo. Esta vez su approach fue sensacional. La dejó a medio metro, embocó y ganó el Wegmans. Son las dos caras del golf, las que vemos casi cada semana, pero que nunca dejan indiferente, y mucho menos en un major.

Lincicome estaba dolida, como lo estaba Azahara Muñoz. Mientras se jugaba el desempate, la valerosa jugadora de San Pedro de Alcántara aún mascaba con amargura su hoyo 16. Ya había sido capaz de levantar un momento de verdadera mala suerte cuando su segundo golpe en el hoyo 14, el par 5 más asequible del campo, iba a detenerse caprichoso a la vera de un árbol, a la derecha del green. Se quedó injugable, pegada al tronco como si tuviera superglú y se vio obligada a dropar en el rough. Todavía sacó arrestos para firmar un magnífico par tras embocar un putt de unos ocho metros.

Ese par vital mantenía a Azahara en la pelea por la victoria, una candidatura que se había forjado ella solita con una fantástica carga en la última ronda. La mejor del día. Hacía falta una vuelta épica y Muñoz estaba en ello. Tres birdies seguidos en el 10, 11 y 12 la colocaron con un parcial espectacular de cinco bajo par en el día, a dos golpes de la cabeza.

En la pelea ya sólo había cuatro candidatas: Lincicome, Inbee Park, Azahara y Lydia Ko. Suzann Pettersen, la más favorita de todas, se había despeñado nada más empezar, 41 golpes en los primeros nueve tenían la culpa. Azahara sentía que podía ganar, que sí, que podía caer el primer major del golf español femenino, que era una buena tarde en Rochester para hacer historia. Y entonces llegó el segundo instante de mala suerte… El mazazo. El maldito hoyo 16 del Monroe Golf Club.

Su golpe de salida en este par 3 fue a parar al búnker de la derecha, con la mala suerte de que su bola se clavó en una zona mal rastrillada. Tenía mucha arena detrás de la pelota, de manera que la sacada se convirtió en un poema. La pegó pesada, cayó corta al rough, approach y dos putts. Doble bogey criminal. Otra vez doble bogey en el hoyo 16, como el sábado. Las opciones de victoria se difuminaban en un montón de arena. “Me duele mucho, en el alma, pero bueno, paciencia y ya está. Me quedo con que estoy jugando muy bien… Lo del 16… una faena”, explicaba a Tengolf poco después de acabar.

Un último bogey en el hoyo 18 se empeñó en deslucir una jornada que no lo merecía. Azahara hizo 70 golpes, su cuarta vuelta bajo par de la semana, cuatro de cuatro, registro al alcance únicamente de tres jugadoras, la malagueña, Lincicome y Ko. Finaliza en la cuarta posición, compartida con Anna Nordqvist, el mejor resultado en un grande de toda su carrera, por delante del séptimo puesto en el Nabisco este año y el octavo en este mismo torneo en 2011.

Azahara y Brittany acabaron con dolor, pero un dolor diferente, al menos así lo transmitieron. Lincicome estaba desolada en un mar de lágrimas, mientras que el dolor de la española era de rabia. Una está pensando en lo que se le escapó y la otra ya está mirando al Evian, último major del año.

Como Azahara, Carlota Ciganda firmó su mejor actuación en un grande, al acabar en la decimotercera posición, mientras que Beatriz Recari tuvo un domingo para olvidar con 79 golpes. Resultados.