Hoy comienza el Open de Francia ALSTOM, uno de los pocos torneos centenarios de nuestro continente (la primera edición se jugó 1906, si bien la dos guerras mundiales provocaron que hasta la fecha sólo se hayan disputado noventa ediciones). De entrada, una mala noticia: José María Olazábal, ganador en Francia en 2001, y que estaba inscrito para esta edición, no puede jugar por culpa de una lesión en una rodilla que le va a mantener una o dos semanas en tratamiento, según informaba Bernard Pascassio, director deportivo del evento. La lesión no es grave, pero con las rodillas siempre hay que tener un cuidado extremo, sobre todo si el British está a la vuelta de la esquina…
La armada española pierde quizá a su principal baluarte esta semana, pero el golf español, en todo caso, va a estar muy bien representado en un torneo que nuestros jugadores han dominado desde que en 1971 formara parte del circuito europeo. Severiano Ballesteros (en cuatro ocasiones: 1977, 82, 85 y 86), Pepín Rivero (1987), Miguel Ángel Martín (1992) y Olazábal (2001), lo han ganado desde entonces (Ángel Miguel, en 1956, y Ramón Sota, en 1965, son los otros dos ganadores españoles del Open de Francia). En 2007 son estos diez jugadores los que tratarán de recoger el testigo: Miguel Ángel Jiménez (sale a las 13,30 horas), Gonzalo Fernández Castaño (13,20), José Manuel Lara (8,20), Rafael Cabrera Bello (7,50), Ignacio Garrido (13,50), Alejandro Cañizares (9,00), Santiago Luna (7,30), Carl Suneson (7,50), Juan Parron (12,30) y Miguel Ángel Martín (14,00).
Este torneo se juega en el Golf Nacional de París, y más concretamente en su recorrido llamado Albatros, caracterizado por sus obstáculos de agua que inciden directamente en la dificultad del juego en nueve de los dieciocho hoyos. Mención especial merece el final del recorrido…
Verdaderamente excitante y complicado: por ejemplo, el año pasado los dos hoyos más difíciles del torneo fueron el 15 y el 18, dos pares cuatro (el 15 más bien corto y el 18 muy largo) que protegen sus respectivos greenes con agua… prácticamente por todos lados. Es decir, greenes del tipo-isla, que provocan vértigo en los jugadores a la hora de afrontar el segundo golpe, especialmente en el 18, donde la distancia a green es importante desde la zona de caída del drive. Además, los hoyos 16 y 17 también se vienen jugando como dos de los más complicados del campo. Hasta el final, ningún jugador puede dar nada por hecho… Merecerá la pena seguirlo paso a paso a través de la retransmisión de Golf +.
