La segunda jornada del BMW Championship se ha quedado incompleta debido a las casi dos horas de suspensión por culpa de una tormenta con aparato eléctrico que obligaba a desalojar el recorrido del Caves Valley Golf Club de Baltimore. En el momento de la suspensión Jon Rahm se había dejado una opción de birdie en el hoyo 16 de unos cuatro metros y medio. En caso de convertirla igualaría en lo alto de la clasificación a Bryson DeChambeau (-16) y, si no es así, quizá pudiera hacerlo en los hoyos 17 y 18, en vista de cómo están yendo las cosas para el de Barrika…
El caso es que la sombra de Jon es algo más que alargada para todo aquel que pulule en los puestos de privilegio, cada semana y en cada torneo. El 60 de DeChambeau o el 63 de Patrick Cantlay (-15) tampoco han sido suficientes para quitarse de encima al vasco, que traía un parcial de siete menos en el momento de la suspensión. Ni con agua caliente te lo quitas de encima. Si se trata de hacer birdies en un campo propicio para ello, como es el caso, suele responder; si lo que tenemos es un campo complicado en el que los pares son pequeños tesoros, ahí anda también en la pomada. No hay perfil de torneo o recorrido donde se le vea pequeño, es animal competitivo. Ni siquiera la engorrosa suspensión aplacaba sus ansias o deprimía sus objetivos: nada más regresar encadenaba un eagle en el 12 (vaya hoyo de otra galaxia) y un birdie con purazo incluído en el 13.
De momento, y a la espera de cómo termine Rahm la segunda ronda, este trío ha cogido una interesante ventaja sobre sus inmediatos perseguidores, entre los que se cuenta Sergio García (-12). Y el cambio de ritmo de estos jugadores ha cogido con el pie cambiado a muchos ilustres candidatos: Dustin Johnson (-7), Hideki Matsuyama (-8), Xander Schauffele (-9), Brooks Koepka (-7) o incluso Rory McIlroy (-10). Con 36 hoyos por delante sería atrevido descartarlos, pero el camino se les ha empinado y de qué manera.
El espectáculo glamuroso y festivo, el de los birdies, está asegurado en un campo que está siendo asaeteado, pero a la vista de tal despliegue queda la duda de si un play off de la Fedex Cup, con semejante cartel de jugadores, no merece también un escenario a la altura de estos magnos competidores. En fin, es el viejo debate y el asunto no deja de ser una cuestión de gustos. A Rahm, como ya se ha apuntado, poco le importa: el año pasado ganaba este torneo en un campo de armas tomar, muy duro (North course del Olympia Fields), con un acumulado de -4 y en el que sólo cinco jugadores terminaban por debajo del par, y este año no tiene inconveniente en forzar la máquina si por delante hay unos tipos que van firmando tarjetones de 60 golpes.
