El Waialae Country Club de Honolulu, en Hawái, acoge desde este jueves una nueva edición del Sony Open. Un torneo en el que, si las previsiones meteorológicas se cumplen, será mejor ir con una tabla de surf que con la bolsa de palos de golf… El viento promete ser protagonista de esta segunda entrega de 2020 en el PGA Tour. Y de qué manera…
Si la semana pasada ya fue compleja en el Sentry Tournament of Champions, con rachas de viento de hasta 60 kilómetros por hora que llegaron a desesperar a los jugadores (Patrick Reed dijo que era como «jugar un British Open con las calles blandas»), lo de estos próximos días junto a Waikiki y sus famosas playas promete ser incluso peor.
El jueves, durante todo el día, y el viernes, en especial por la mañana, se anuncian fuertes vientos con ráfagas que pueden alcanzar los 65 km/h. Y a partir del viernes, además, chubascos, débiles al principio, pero que irán aumentando su intensidad a lo largo del fin de semana, con especial intensidad el domingo a primera hora de la mañana (hasta 5,2 milímetros cúbicos a las 8.00 horas).
Los participantes en este segundo torneo del año en el circuito estadounidense tendrán por tanto que sufrir de lo lindo para intentar hacer buenos resultados y sobreponerse a condiciones muy adversas. Sin descartar, incluso, que durante algún momento del torneo haya que parar y suspender el juego… siempre y cuándo se cumplan las previsiones, nada halagüeñas. Sea como fuere, los dos primeros días serán casi de supervivencia.
