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Así se fraguó la bella historia de amor entre Jon y Torrey Pines

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Jon Rahm.
Jon Rahm.

Hay muy pocos lugares en el mundo para Jon Rahm más importantes que San Diego, Torrey Pines y el Farmers Insurance Open. Lo suyo es una historia de amor en toda regla. Deportiva y personal. El vueltón de 62 golpes este jueves en el Campo Norte es sólo un motivo más que añadir a una larga lista.

Aquí en Torrey Pines ejecutó la que hasta ahora ha sido la vuelta más especial de su vida. Fue el domingo 29 de enero de 2017. En el Campo Sur. Rubricó una tarjeta de 65 golpes para conquistar el primer torneo de su carrera profesional tras una fabulosa remontada. Era apenas su decimoséptimo campeonato en el PGA Tour, el duodécimo como profesional.

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“Este es mi campo de golf y mi torneo favorito de lejos. Me ha ido muy bien aquí. Jugué muy bien aquí en la Universidad y qué decir como profesional. Gané mi primer torneo. Es un diseño que se adapta muy bien a mi juego, me siento cómodo, me gusta y no sólo por lo que respecta al golf”, asegura.

Y es que personalmente el idilio es aún más fuerte. San Diego era la ciudad favorita de Jon y Kelley Cahill, su novia, incluso desde antes de que se conocieran, y se ha ganado por derecho propio un lugar preferente en el álbum de recuerdos familiar. “Aquí fue donde nos comprometimos, no en el campo de golf, pero sí muy cerca de aquí, en esos caminos que están al lado. San Diego es probablemente nuestra ciudad favorita, nos gusta mucho el ambiente, nos lo pasamos muy bien y las vibraciones siempre son positivas. Aquí viene a jugar mi primera y única previa del PGA Tour. Fue en 2016. La previa del Farmers. Vinimos en coche desde Scottsdale. Yo aún no tenía carné y conducía Kelley. Fallé por una y nos volvimos a la Universidad. Al año siguiente volví y gané el torneo. Todos los recuerdos son buenos. Hemos venido mucho y significa un montón para nosotros. Siempre pasan cosas positivas y lo último ha sido este 62”, asegura.

“Aquí fue donde nos comprometimos, no en el campo de golf, pero sí muy cerca de aquí, en esos caminos que están al lado. San Diego es probablemente nuestra ciudad favorita, nos gusta mucho el ambiente, nos lo pasamos muy bien y las vibraciones siempre son positivas»

Por si fueran pocos argumentos, hay uno más que sumar esta semana. Uno muy importante para Jon y su familia. Uno de esos que quedan grabados para toda la vida. Y es que por primera en el PGA Tour cuenta con su abuela Miren como espectadora de lujo. “No podría estar más feliz. Me encanta que esté aquí. No es la primera vez que viene a Estados Unidos, ya estuvo en San Francisco y Nueva York, pero sí es la primera vez que viene hasta aquí a verme en un torneo de golf. Desde que me hice profesional es la tercera vez que me ve en directo. Una fue en la Ryder, en París, que está muy cerca de casa y la otra vez en el Open de España en Madrid. Nada de eso se puede comprar con venir a San Diego. Es un largo viaje para una persona de 83 años, aunque mi abuela tiene una salud de hierro. Estoy muy feliz de tenerla aquí. Me ha dicho que es el viaje de su vida. Está muy emocionada y encima, la próxima semana a Phoenix, viene más familia. Será genial. De lo que no estoy muy seguro es de que entienda muy bien lo que he hecho hoy. Mi abuelo era el que sabía de golf, conocía lo que era un birdie y un bogey. Ella siempre le preguntaba a él. Siempre que juego le pregunta a alguien qué tal me ha ido. Hoy ha caminado el campo con mis padres, así que imagino que sabrá que ha pasado algo bueno, pero no sé si lo entiende exactamente”, afirma entre risas.

«Nada de eso se puede comprar con venir a San Diego. Es un largo viaje para una persona de 83 años, aunque mi abuela tiene una salud de hierro. Estoy muy feliz de tener aquí a mi abuela. Me ha dicho que es el viaje de su vida»

En cuanto a la vuelta de 62 golpes, que iguala la mejor de su vida como profesional, conseguida en la primera jornada del Desert Classis de 2018, donde acabó ganando, Jon destacó la “consistencia”. Y añadió: “Saqué mucha ventaja de los pares 5 y todo funcionó bien. No cometí mucho errores y cuando llegaron los solucioné muy bien, en ocasiones hasta con birdie, como en el 14. Mis hierros están mejor este año y he pateado muy bien. Esa es la gran diferencia. Tal y como estoy jugando de tee a green es difícil que haga vueltas altas, la diferencia en el resultado, más o menos bajo, está en el putt. Hoy conseguí meter algunos de media distancia”, sentencia.

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Jon asegura que hubo cuatro momentos claves en su vuelta, los tres mejores hoyos del día y un par clave en el hoyo 4, su decimotercero. “Es muy importante empezar con eagle. Pegué un buen drive en el 10 y una madera 5 a 226 metros que dejé a dos cuesta arriba y metí el putt. En el 14, tras fallar el golpe de salida y acabar en el rough, con la bola un poco hundida, pegué a green, pero no logré alcanzarlo. Desde ahí tiré un chip rodado con el wedge de 56 grados, a unos diez metros y medio del hoyo y lo metí para birdie. En el 17 llegó el segundo eagle, éste más sorprendente. La salida fue al primer corte de rough. Tenía la bola más baja que los pies y unos 191 metros para volar el búnker antes de green. La bandera estaría a unos 220 metros. Yo quería pegar el hierro 5, pero Adam me convenció de que era mejor el 4. Le pegué muy bien y la dejé a cinco pasos del hoyo. Después me ayudó que Jason Day pateara primero por mi misma línea. No obstante, el momento más importante de la vuelta yo diría que fue el hoyo 4. Fallé a la izquierda y la bola se me quedó muy hundida. No tenía mucho espacio para trabajar. Apenas tenía un metro para botar cuesta arriba y darme una opción de hacer el par. Lo conseguí y me permitió mantener el ritmo. Después vinieron cuatro birdies seguidos”, señala.

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El siguiente reto de Rahm será afrontar el recorrido Sur de Torrey Pines después de una vuelta tan buena. No es fácil adaptarse a estas situaciones. El de Barrika tira de humor. “Por suerte, estoy jugando con Brandt Snedeker, que el año pasado hizo -11 en el campo Norte el primer día, así que le haré algunas preguntas”, comentó divertido. Es la primera vez que Rahm juega el Farmers empezando por el campo Norte. “Las condiciones ha sido muy buenas porque apenas ha soplado viento y los greenes están blandos por la lluvia que cayó la semana pasada, pero nadie en su sano juicio piensa antes de jugar que puede hacer 62 golpes en Torrey Pines. Mi objetivo era hacer algo bajo par, todo lo que fuera una vuelta de sesentaytantos estaba bien…”. El resto ya es historia. De la buena.

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