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Boo Weekley gana en Colonial con un tic nervioso en un ojo

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Boo Weekley empezó a notar algo extraño durante la tercera ronda del Crowne Plaza Invitational. El problema estaba localizado en su ojo izquierdo…

Por algún extraño motivo el párpado empezaba a aletear con la frecuencia de quien castañea los dientes en mitad de una helada. Era algo incontrolable que le sucedía cada vez que pisaba un green. Al principio, Weekley no le dio demasiada importancia. Lo dejó estar convencido de que pasaría de la misma manera que había venido. Pero el domingo empezó a ser insorportable.

El tic nervioso se recrudeció, hasta el punto de que le era imposible enfocar para leer las caídas y las distancias de los putts. “Hablamos con el médico, pero no sabemos muy bien de qué puede ser. No es falta de sueño”, aseguró Boo.

A la vista de las dificultades que estaba pasando y de que apenas era capaz de adivinar la línea de un putt leyendo su libro de notas, decidió que su caddie tomara el mando de las operaciones cada vez que había que patear. Y así sucedió. Cada vez que sobrevenía el tic, y fue al menos en 15 greenes, Barry Williams tomaba el mando. Éxito total. Boo Weekley ganó el torneo. Una victoria de equipo, nunca mejor dicho.

“Yo creo que el origen del tic está en la presión del momento”, aseguró el propio Williams. No en vano, hay que tener en cuenta que Weekley llevaba la friolera de cinco años sin ganar y, desde entonces, apenas había sumado siete top ten. Era como si se le hubiese olvidado. Incluso, al jugador se le pasó por la cabeza pasar el resto de sus días pescando lejos de los campos de golf.

Pero ayer fue el día de Weekley y de su caddie, que trabajaba con Blake Adams, íntimo amigo de Boo, hasta que esta temporada tuvo que parar por una lesión. Matt Kuchar, líder después de tres jornadas, estuvo muy errático en los greenes el último día, el ataque de Zach Johnson, ganador dos veces de este torneo, llegó demasiado tarde, y un tripateo eliminó de la ecuación a Scott Stallings. Ya lo decía Weekley en el tee del 1. “Barry, las mariposas del estómago están perfectas, hoy puede ser el día de Boo”.

Tercera victoria en el PGA Tour y tercera chaqueta de cuadros escoceses para el armario de Weekley, las dos que conquistó con el Verizon Heritage de 2007 y 2008 y la de ayer en Colonial, la casa de Ben Hogan, el ídolo de Weekley. “Su nombre es golf, mi nombre suena a cualquier cosa menos a golf”, sentenció ayer entre risas el bueno de Boo.

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