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Es el primer jugador que gana dos veces esta temporada en el PGA Tour

DeChambeau gana con otras bombas aún más letales

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DeChambeau, con el trofeo y la clásica chaqueta roja que acredita al ganador del Arnold Palmer. © PGA Tour

Otra vez, como el sábado, Bryson DeChambeau (-11) se perfilaba en el tee del hoyo 6 de Bay Hill, par 5, en la línea más agresiva, casi mirando al green. Y de nuevo sobrevolaba con autoridad y suficiencia el lago. Una señora bomba que bien vale el precio de la entrada, ahora que al fin tenemos de nuevo público en los campos de golf (ay, quizá sea demasiado pronto…). Así es este Capitán América de la Costa Oeste con trazos de surfero modosito, si es que es que tal categoría pudiera darse.

DeChambeau lo volvió a hacer… aunque con algunos matices (VÍDEO)

El californiano ha ganado el Arnold Palmer Invitational con un golpe de ventaja sobre un recio y experto Lee Westwood (-10), mientras el resto de candidatos, antes o después, con mayor o menor celeridad, se iban cayendo, ya que las condiciones de juego, esta vez sí, eran de auténtica supervivencia, sobre todo por culpa del viento, circunstancia que se unía en un cóctel mortal a la alta dificultad que ya presentaba el campo: la media de golpes ha sido este domingo de 75,5 golpes, la más alta en Bay Hill desde 1980, que ya ha llovido en Florida desde entonces.

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Pero, la verdad, tampoco podría argumentarse que la octava victoria en el PGA Tour de Bryson DeChambeau se haya basado sobre todo en las bombas que lanza desde el tee. Son fardonas, pero quizá no tan decisivas como a veces pretendemos. De hecho, las auténticas bombas teledirigidas del arsenal de este poderoso jugador han salido hoy desde el rough y en los greenes, porque sólo él es capaz de parar la bola en tales tapetes, los de Bay Hill, tan firmes y rápidos, pegando desde las profundidades del rough, como ha hecho en los hoyos 9 y 15.

Aunque seguramente haya ganado de verdad el torneo con sendos putts, uno de birdie (hoyo 4) y otro para salvar el par (hoyo 11), desde distancias kilométricas, en torno a los quince metros, donde uno más bien está pensando, en estos greenes donde es tan complicado ser agresivo, en salvar el par y el bogey, respectivamente. Como en Winged Foot, si echamos la vista atrás. Allí, DeChambeau ganaba el US Open hace unos meses apoyándose también en sus antebrazos de piedra desde el rough y con un comportamiento sublime en los greenes.

Y así seguirá ocurriendo, no nos engañemos. DeChambeau nos seguirá asombrando con cada reto nuevo de distancia que proponga, y el puro espectáculo lo agradecerá. Pero volverá a ganar la semana en la que haga muchas cosas bien en todas y cada una de las parcelas del juego. La semana en la que emboque el domingo dos purazos con caída pronunciada de izquierda a derecha para salir en esos dos hoyos con un parcial de -1, donde bien podía haber salido con uno de +2 e incluso +3.

La efusiva celebración de DeChambeau tras su putt ganador en Bay Hill (VÍDEO)

Lee Westwood, a lo suyo, cogiendo muchas calles y dejándola más cerca que nadie de la bandera por los primeros nueve, ha dado la cara y confirmado que seguramente tenga un puesto a la órdenes de Padraig Harrington el próximo septiembre. Todavía al final, viejo zorro, salvaba un buen par en el 18 y alejaba unos centímetros el putt de metro y medio que DeChambeau tenía para confirmar el triunfo. Hoy, en un duelo match play, se lo habría hecho pasar mal a este futuro Número Uno del mundo. Pueden apostar a que antes o después lo será: trabaja más que nadie y es pura energía positiva andante.

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