Esta es la historia de uno de los 60 más frustrantes de la historia del golf. Lo ha hecho hoy Bryson DeChambeau (-16) en la segunda ronda del BMW Championship, segundo playoff de la FedEx Cup. Ha sido un resultado majestuoso, brutal, en un par 72. Sí, efectivamente, el científico se ha marcado una vuelta espectacular de doce bajo par y se ha colocado líder en solitario del torneo. Ojo a la secuencia de su tarjeta: birdie-birdie-par-eagle-birdie-par-birdie-birdie-par-par-birdie-birdie-par-birdie-par-eagle-par-par. Disculpen pero pensamos que en este caso la letanía merecía la pena. No ha hecho más de dos pares seguidos sin que después llegara un birdie o un eagle. El despiporre.
Sin embargo, DeChambeau se ha ido a firmar su tarjeta de 60 con cara de pocos amigos, como un niño al que le dicen cinco minutos antes de celebrarse que se suspende su fiesta de cumpleaños. No es para menos… El asunto es que Bryson ha tenido en sus manos el mítico 59, una cifra celestial en golf (mucho más en un par 72). Sólo se han hecho doce rondas oficiales en toda la historia del PGA Tour de menos de 60 golpes (11 de 59 golpes y una de 58) y apenas en cinco ocasiones se han conseguido en un par 72.
Cuando decimos que lo ha tenido en sus manos no es ninguna exageración. Ya marchaba doce bajo par a falta de dos hoyos y ha tenido dos buenas opciones de birdie en el 17 y 18. Lo cierto es que ha jugado muy bien los dos hoyos, ha pegado dos hierrazos y se ha dejado putts de birdie de cuatro metros y medio en el 17 y menos de dos metros en el 18. Obviamente, éste ha sido el más doloroso. Exactamente, tenía 1,92 metros y la realidad es que lo ha tirado fatal, no ha tenido ninguna opción de entrar. La presión. Sí, la presión. Se ha quedado atrancado, el putter no ha fluido y ha pasado por la derecha del hoyo.
El golf puede ser muy cruel incluso cuando uno hace 60 golpes. Antes del putt fallado en el hoyo 18, DeChambeau había metido trece de trece putts desde tres metros o menos hoy, incluidos tres de tres desde una distancia entre un metro y veinte centímetros y dos metros. Sal en la herida. Tenía que fallar el último, el que ya no te deja margen para resarcirte, el que te deja escocido un buen rato. Por cierto, DeChambeau no quiso atender a los periodistas escritos acreditados en el torneo, sólo habló para la radio y la televisión.
Es un 60 frustrante, pero no deja de ser un vueltón espectacular, porque además lo ha hecho cazando únicamente la mitad de las calles. DeChambeau ha optado hoy por la estrategia del US Open, es decir, estacazo y tentetieso y a jugarla desde donde toque. Ha estado especialmente brillante con los hierros y así ha pergeñado la mejor ronda de golf de su carrera en el PGA Tour. Su mejor resultado hasta la fecha era un 62. Ha promediado casi 350 yardas desde el tee y ha cazado 16 greenes.
Más allá de la exhibición de DeChambeau, hay que destacar también el vueltón de Patrick Cantlay (-15). Ha quedado eclipsado por el 60, pero su tarjeta de 63 golpes vale un potosí y le ha permitido colocarse en la segunda plaza. Cantlay ha estado descomunal en los greenes. En dos días ha metido casi 90 metros en putts, más de doble de la media del PGA Tour esta temporada en 35 hoyos.
Quien no ha podido brillar como ayer ha sido Rory McIlroy (-10), Ha hecho 70 golpes, que no está mal, pero que se queda muy lejos de la media en un campo muy receptivo. Ha vuelto a estar brillante desde el tee, pero ni los hierros ni el putt han estado a la altura del jueves. Aún tiene margen de maniobra, aunque necesitará un fin de semana sensacional. Quien sí se ha metido arriba es Sungjae Im (-12), tras firmar 65 golpes. Por contra, el que está desconocido es Collin Morikawa (+3). Hoy ha hecho 75 golpes, absolutamente desesperado porque no le sale nada. Hacer 75 golpes en Caves Valley es casi como un 80 en cualquier otro campo.
La jornada, por cierto, se suspendió por tormenta eléctrica poco después de las 22.30, hora peninsular española. A Sergio García (-12) le quedaba un putt de par de poco más de un metro en el hoyo 18 para terminar.
