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Patrick Cantlay gana el TOUR Championship

Cantlay gana otra vez a Jon con toda justicia, pero sin batirlo en el campo

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Patrick Cantlay posa con el trofeo de ganador del TOUR Championship. © PGA Tour
Patrick Cantlay posa con el trofeo de ganador del TOUR Championship. © PGA Tour

Patrick Cantlay (-21) ha ganado el Tour Championship y el correspondiente cheque de los quince millones de dólares como ganador de la Fedex Cup, al imponerse por un golpe de ventaja sobre Jon Rahm (-20) en un apretadísimo mano a mano entre ambos jugadores durante toda la última ronda, que el californiano saldaba con una tarjeta de 69 golpes y el español con una de 68.

Nadie ha hecho menos golpes que el de Barrika a lo largo y ancho de las cuatro rondas en el East Lake Golf Club (acumulado de catorce menos, igual registro que Kevin Na, los dos mejores sobre el recorrido de Atlanta), pero Cantlay ha conseguido gestionar con éxito esa ventaja inicial (partía el jueves con -10, por el -6 con el que arrancaba Rahm) que le concedía el hecho de haber llegado como primero de la Fedex Cup a la cita, revelándose como gran triunfador final de la temporada.

Nada que objetar al respecto, aunque sí es procedente señalar, más como una curiosidad irrepetible que otra cosa, que por unas causas u otras, este jugador, Patrick Cantlay, le ha levantado dos triunfos al español en apenas unos meses sin batirlo en el campo. El primero, aquel Memorial que se apuntaba el estadounidense, una vez que Jon tuvo que retirarse del torneo después de 54 hoyos, líder y con una ventaja de seis golpes, después de dar positivo en coronavirus. Y el segundo, este torneo final de la Fedex Cup, en el que en realidad Jon ha sumado tres golpes menos que el californiano. Estas dos victorias de Cantlay en ningún caso pueden ni deben catalogarse de injustas, más bien todo lo contrario, sobre todo esta última, pero no deja de ser sorprendente el caprichoso quiebro del destino que ha unido a estos dos jugadores.

Si nos ceñimos a esta última ronda, el pulso entre ambos jugadores ha sido de una igualdad y tensión tremebundas, casi insoportable. Jon se lo podía haber llevado de haber enchufado un solo putt de media o larga distancia, aunque tampoco el estadounidense enchufaba ninguno. El putt en el 14, desde ocho metros y tan absolutamente bien tocado; o aquel otro en el 17 desde unos cuatro metros, del mismo modo bien tirado, o el chip cortito para eagle en el 18… Todas estas acciones se quedaban en el limbo por centímetros y, sin embargo, Cantlay era muy capaz de pegar un tiro soberbio en el 17 para dejarse una opción muy cercana de birdie que a la postre iba a ser decisiva. También embocaba un putt de metro y medio para salvar un buen bogey en el 17 que en realidad casi le sabía a birdie…

Aunque la verdadera talla de gran campeón la mostraba Cantlay en el definitivo momento de la verdad. Jon acababa de pegar un segundo tiro en el 18, par 5, pleno de determinación y puntería, desde 210 metros, y se había procurado una opción razonable de eagle, empeñado hasta el final en llevar el nudo de la soga a un extremo inaguantable para su rival, pero éste respondía, a unos 200 metros del trapo, con un disparo todavía mejor. Sí, Patrick Cantlay, también está hecho de la pasta especial de los grandes jugadores. Puede que no gaste el carisma y el glamour de los Koepka o DeChambeau, puede que no haya sido tan oportuno y letal como Morikawa; y es verdad que todavía le hacen falta algunos notables y sobresalientes en los exámenes definitivos, que son los ‘majors’ (llegarán, nadie lo dude), pero este tipo es realmente sólido y consistente, duro y frío como el mármol.

Ahora sólo falta que Patrick y Jon se encuentren en los individuales de la Ryder Cup. Mucho cuidadito, porque estas armas las carga el diablo.

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